Los planes de pensiones tienen, para aquellos que quieren complementar su futura jubilación, una gran ventaja respecto a los demás instrumentos financieros: su fiscalidad. Como hemos demostrado en este artículo, la deducción fiscal de la que se benefician las aportaciones a estos productos compensa de sobra el peor tratamiento fiscal de las prestaciones (es decir cuando uno retira el dinero de los planes). Dicho esto, hay aspectos que creo que se deberían mejorar para fomentar su utilización.
Estos son, resumidos, los aspectos que no me gustan de los planes de pensiones y que convendría mejorar:
1) Que sus comisiones sean más altas que las de los fondos de inversión cuando nada justifica esa diferencia.
2) Que algunas gestoras no desvelen la composición completa de sus carteras.
3) Que las entidades no publiquen un ratio de gastos totales para saber cuál es el total de comisiones repercutidas al partícipe.
4) Que el regulador (en este caso la Dirección General de Seguros) no desvele las carteras completas de los planes como hace la CNMV con los fondos de inversión.
5) Que ya no exista la exención del 40% en caso de rescate en forma de capital (es decir todo de golpe).
6) Que las prestaciones tribute como rendimiento del trabajo y que su fiscalidad sea peor que la de los reembolsos de fondos de inversión.
7) Que las ventajas fiscales sean más importantes para aquellos partícipes que tengan rentas más altas.
8) Que la entidad financiera obligue a abrir una cuenta corriente a la hora de aportar a un plan de pensiones.
9) Que no haya competencia por parte de gestoras extranjeras.
10) Que la oferta de productos es aún muy escasa en determinadas categorías de activos (como por ejemplo, renta variable emergente).