Antes de nada creo que es importante hacer la distinción entre ahorrar e invertir. Son conceptos que se suelen utilizar como sinónimos, pero que son profundamente distintos.
Ahorrar es simplemente lo contrario de gastar. Es acumular el capital disponible, bien a través de una cuenta corriente o, incluso, a través de depósitos bancarios. La idea es que uno ahorra porque en un determinado momento va a necesitar ese dinero. No se trata de asumir ningún riesgo con ese dinero, pero no significa que ese dinero no pueda crecer: de hecho, las cuentas corrientes y, evidentemente, los depósitos pueden ofrecer una rentabilidad al ahorro acumulado. El ahorro, lógicamente, está supeditado a la entrada de dinero (rentas del trabajo, rentas inmobiliarias, etc).
Invertir es otra cosa distinta. Invertir supone asumir un determinado riesgo con su patrimonio (o dinero ahorrado), con el objetivo de alcanzar una rentabilidad que se supone superior a la de los instrumentos de ahorro.
Ahora bien, por qué digo que la mayoría de nosotros vamos a tener la obligación de invertir más que de ahorrar en el futuro (salvo, evidentemente, que uno tenga un patrimonio suficientemente grande). Son dos los motivos:
Viviremos más y recibiremos menos
Es una tendencia demográfica indiscutible. La esperanza de vida es cada vez más alta y seguirá subiendo en el futuro. Hoy en día es fácil que una persona que se haya jubilado a los 65 años, viva unos 20 años más.
En principio es una buena noticia, pero supone un impacto importante sobre las finanzas personales ya que las entradas de dinero se reducen sustancialmente tras la jubilación (¿quién no piensa que las pensiones públicas se irán reduciendo o que las condiciones para recibir la pensión máxima serán cada vez más duras en el futuro?).
Es cierto que la estructura de gastos de una persona mayor es distinta a los de una persona joven, pero la capacidad de ahorro se ve mermada de tal manera (y en muchos casos es inexistente) que el ahorro acumulado se va consumiendo a gran velocidad. Me temo que una de las consecuencias más dramáticas de la crisis actual es que las generaciones futuras lo pasarán financieramente mal durante la jubilación.
Es por eso que pienso que si la generación pasada podía contar con su pensión pública y el ahorro de toda una vida para mantener su nivel de vida, la generación actual tendrá que sacarle rendimiento al dinero que va ahorrando poco a poco. Es decir, tendrá que invertir en lugar de ahorrar, y eso supone asumir un riesgo mayor… y más dentro de un entorno de muy bajos tipos de interés.