Uno de los errores que cometen con más frecuencia los inversores es construir carteras poco diversificadas y a menudo concentradas en un número muy reducido de fondos. Aunque esta estrategia tiene la ventaja de que el inversor puede hacer un seguimiento cercano de sus inversiones y tener una visión más exacta de su distribución de activos, en la mayoría de los casos constituye una ineficiencia en términos de diversificación de cartera (aunque hay ejemplos de que con muy pocos fondos, o, incluso, con uno solo se puede conseguir una diversificación adecuada).
En este punto hay que recordar que la diversificación consiste esencialmente en asociar activos que tienen comportamientos distintos en reacción a los diferentes riesgos que pueden presentarse en los mercados. Muchos inversores olvidan que distintas clases de activos pueden, en realidad, estar expuestas a los mismos riesgos.
Por ejemplo, hoy en día, es fácil ver a inversores que tienen en cartera fondos de materias primas, fondos de China, fondos de Brasil, etc. Son carteras ciertamente muy agresivas, pero nada diversificadas ya que todos estos fondos responderán de la misma manera a los riesgos del mercado. Dicho de forma más técnica, existe una alta correlación entre ellos.
Otro problema, bien distinto, surge cuando uno tiene demasiados fondos en cartera. Uno tiene la impresión que cuanto más fondos tiene en cartera, mejor estará diversificada esta última. Y no es necesariamente correcto. Las ventajas de la diversificación no dependen del número de fondos en cartera.
Hace varios años, en Morningstar construimos carteras hipotéticas con un número de fondos distintos comprendido entre 1 y 30, utilizando todas las combinaciones posibles de fondos. Luego, calculamos la volatilidad a cinco años de cada una de estas carteras. Como era de esperar, las carteras compuestas únicamente por un tipo de fondo fueron las que mostraron la mayor volatilidad media. A medida que se incluyen fondos en las carteras la volatilidad baja, pero lo interesante del estudio es que llega un momento en el que añadir más fondos a una cartera no se traduce necesariamente por una ganancia en términos de volatilidad. Se puede ver en el gráfico adjunto que ese límite está entre 7 y 10 fondos.
Por lo tanto, tener más de 10 fondos de distintas características añade poco valor a una cartera y aumenta considerablemente las posibilidades de que uno tenga fondos similares dentro de ella.