Hace tiempo que hace falta un replanteamiento. Los inversores aún no han captado totalmente
el potencial de la deuda de mercados emergentes en moneda local, donde siguen
considerando posiciones tácticas más que estratégicas. Así que esta clase de activos todavía no se
ha incorporado a la corriente de inversiones principales como se merece. En los años 80 y 90 eran frecuentes los
incumplimientos de pago, crisis de divisas y quiebras bancarias, pero esta
deuda ha experimentado una notable mejoría de perfil riesgo-rentabilidad. El favorable perfi es producto de fuertes
tendencias seculares, que previsiblemente adquirirán ímpetu a medida que la
economía mundial se recupere de la crisis crediticia.
Hay que tener en cuenta que los mercados emergentes se han
convertido en naciones con sistemas legislativos convincentes, que se
benefician de fuertes tasas de crecimiento y cuentan con finanzas públicas
sanas. Inevitablemente llegarán a ser una fuerza aún mayor de la economía, con
incremento de cuota de participación en el comercio mundial.
Ahora las finanzas públicas y el crecimiento de los mercados
emergentes son la envidia de muchos países desarrollados. La ejecución de reformas en estos países ha
fomentado el crecimiento económico, reducido las fuentes de inflación y aliviado
desequilibrios de balanza corriente, con lo que han consolidado y estabilizado
sus finanzas. Ello les proporciona
capacidad monetaria y fiscal para contrarrestar cualquier desaceleración de la
demanda del mundo desarrollado. Así, los
análisis del FMI muestran que una desaceleración prolongada hasta 2016 tendría
mucha más repercusión en la deuda de mercados desarrollados.
75% de bonos
emergentes en moneda local son grado de inversión
De hecho sus calificaciones crediticias han mejorado
constantemente y más del 75% de bonos soberanos emergentes en moneda local
tiene calificación de grado de inversión, lo que contrasta claramente con el
deterioro del perfil crediticio de gobiernos en el mundo desarrollado. Ahora las únicas economías del grupo de diez
mayores G-10 que mantienen triple A estable son Canadá, Alemania, Suiza y
Suecia. Además estas rebajas en el mundo
industrializado probablemente no sean las últimas y confirman la opinión
ampliamente aceptada de que, a raíz de la crisis, los mercados de deuda pública
de países desarrollados son un lugar más arriesgado para la inversión.
Además en conjunto los mercados de deuda emergente son cada
vez más accesibles y líquidos. Sus
gobiernos están sustituyendo progresivamente deuda externa por financiación en
moneda local, lo que reduce su riesgo.
Estos deudores soberanos siguen ampliando su oferta en diferentes
vencimientos y sus mercados se están abriendo a deudores empresariales, con lo
que las fuentes de rentabilidad se han multiplicado. A ello se añade que la institucionalización
de fondos de pensiones en varios países latinoamericanos, entre ellos México,
Chile y Colombia, está creando una base estable de compradores de su deuda
doméstica.
Cupones del siete por
ciento
En concreto los cupones de deuda emergente en moneda local,
en torno a 7%, son elevados en comparación con deuda de calificación similar
emitida en economías avanzadas, con mucho margen para que se reduzcan a largo
plazo, lo que es fuente potencial de revalorización. A ello se añade que muchas divisas emergentes
han caído a niveles bajos en relación con las perspectivas económicas de sus
países y pueden ofrecer un atractivo equilibrio rentabilidad-riesgo a
inversores interesados en diversificar por monedas.
Volatilidad a corto
plazo
Aunque las perspectivas de esta clase de activos sean
favorables a largo plazo, los inversores experimentarán inevitablemente cierta
volatilidad. A corto plazo los mercados
emergentes no se librarán de efectos de la crisis de deuda en el mundo industrializado.
Una recesión profunda en la eurozona –mayor riesgo conocido actualmente – puede
resultar especialmente desestabilizador, pues reduciría el comercio mundial y
los flujos de inversión hacia economías en desarrollo. En este escenario, probablemente los
exportadores de materias primas y economías del centro y este de Europa serían
los que más sufrirían. También hay que prestar mucha atención a la evolución de
China, cuyas autoridades intentan lograr una transición hacia crecimiento más
sostenible sin provocar excesiva desaceleración económica.
No obstante a largo plazo puede resultar rentable una
asignación estratégica a deuda de mercados emergentes, en monedas locales y en
dólares. En muchos aspectos, se trata de una clase de activos adecuada para el
mundo post crisis. A ello se añade que la correlación de esta renta fija con
las principales clases de activos sigue siendo moderada.
Simon Lue-Fong, director de deuda emergente en Pictet AM
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