Los fondos garantizados siguen siendo los grandes protagonistas del mercado español. Acaparan el 40% del patrimonio total invertido en fondos españoles. Y dentro de este tipo de fondos, los llamados fondos garantizados de renta fija o de rendimiento fijo son los auténticos reyes… por lo menos en cuanto a patrimonio y partícipes. En estos últimos 12 meses es prácticamente la única categoría de fondos que ha conseguido incrementar tanto su patrimonio como el número de partícipes.
Es, por lo tanto, una categoría de fondos que tiene mucho éxito entre los inversores españoles y que, por lo tanto, merece toda nuestra atención.
Los fondos garantizados de renta fija son relativamente fáciles de entender en cuanto a su concepto. Garantizan, como mínimo, bien un determinado valor liquidativo, bien una determinada rentabilidad en un determinado periodo de tiempo (lo que en definitiva es lo mismo). Al final de ese plazo, pueden producirse tres situaciones. Primero, que la rentabilidad del fondo sea igual a la rentabilidad garantizada. En este caso, no hay ningún problema para el partícipe. Segundo, que la rentabilidad final del fondo sea superior a la garantizada. En este caso, el partícipe obtendrá más de lo garantizado. Tercero, que la rentabilidad final del fondo sea inferior a la garantizada. En este caso, la entidad financiera que ha lanzado el fondo entregará la diferencia al partícipe para que este, al final, reciba la rentabilidad garantizada.
Tomemos el ejemplo ficticio siguiente: el Fondo Garantizado X. En su folleto explicativo se estipula que “la garantía que se ofrece al fondo (...) consiste en que el valor liquidativo de la participación el día 27 de abril de 2013, último día del periodo garantizado, sea el 105,15% (equivalente a un 3,7% TAE) del valor liquidativo del 27 de noviembre de 2011, último día del periodo de comercialización inicial.” (NdA: el ejemplo elegido y los datos indicados son puramente ficticios y no corresponden con la realidad)
Por lo tanto si hubiéramos invertido 10.000 euros en este fondo y si hubiéramos mantenido la inversión hasta el vencimiento de la garantía hubiéramos obtenido en un plazo de aproximadamente 17 meses (del 27 de noviembre de este año al 27 de abril de 2013) una cantidad de 10.515 euros. Es decir la rentabilidad total habría sido del 5,15%, lo que anualizado nos daría un 3,7% anual. No tiene más complicaciones.
¿Qué es la TAE?
En la mayoría de los folletos explicativos de los fondos garantizados se hace referencia a la TAE del fondo. La TAE (o TASA Anual Equivalente) no es otra cosa que la rentabilidad anualizada que hubiéramos conseguido durante el periodo contemplado. Para calcularla se utiliza la fórmula siguiente
TAE = [ (1 + R tot) ^ (1 / n) ] - 1
Donde R tot es la rentabilidad total expresada en porcentaje, n el número de años (17 meses corresponden a 1,417 años en el ejemplo más arriba) y ^ representa el símbolo exponencial.
No exentos de riesgo
A primera vista, los fondos garantizados de renta fija no presentan ningún riesgo para el partícipe ya que en principio este tiene asegurada su ganancia. Ahora bien, para obtener esa rentabilidad garantizada, el partícipe debe cumplir una doble condición.
Primero, el inversor haber comprado el fondo durante el llamado periodo de suscripción ya que las participaciones adquiridas fuera de este plazo no están garantizadas y además suelen exigir el pago de una comisión de suscripción muy disuasoria (de hasta el 5%)
Segundo, mantener las participaciones hasta el vencimiento. Si el partícipe decide salirse del fondo antes de esa fecha, deberá generalmente pagar unas elevadas comisiones de reembolso (también de hasta el 5%).
¿De qué depende la rentabilidad garantizada?
La rentabilidad garantizada por este tipo de fondos depende casi exclusivamente del nivel de los tipos de interés presentes en el momento de construir el fondo. Es decir, si por ejemplo una entidad pretende lanzar ahora mismo al mercado un fondo garantizado de renta fija a un plazo de tres años, la rentabilidad garantizada será en primer lugar función del nivel de los tipos de las obligaciones a tres años. Luego, también dependerá de las comisiones de gestión y de depósito que cobre el propio fondo. En este sentido no hay diferencias entre un fondo tradicional y un fondo garantizado. Ambos cobran comisiones anuales de gestión y de depósito.
Influencia de los tipos
Lo cierto es que en el día a día, los fondos garantizados de renta fija se comportan exactamente como un fondo de renta fija tradicional (no es de extrañar ya que como veremos invierten exclusivamente en títulos de renta fija). Su valor liquidativo fluctuará por lo tanto en función de los movimientos de los tipos de interés y pueden puntualmente presentar rentabilidades negativas. El BBV Bono 2003 sufrió, por ejemplo, una caída del 3% durante el año 99.
Para entender la relación entre los tipos y el valor liquidativo de los fondos de renta fija (ya sean garantizados o no) conviene recordar que cuando los tipos de interés caen, el precio de las obligaciones sube (y, por lo tanto, también sube el valor liquidativo de los fondos que invierten en esas obligaciones) Por el contrario, cuando los tipos de interés suben, cae el precio de las obligaciones así como el valor liquidativo de los fondos invertidos en esas obligaciones.
Pero para el partícipe que mantiene su inversión en un fondo garantizado hasta el vencimiento de la garantía no debería preocuparle los movimientos de tipos de interés ya que tiene asegurada su rentabilidad.
Por ello, intuitivamente, diríamos que si el inversor espera bajadas de tipos de interés lo mejor será invertir en fondos de renta fija tradicionales y cuanta mayor sea la duración del fondo mejor (ya que son esos fondos los que aprovechan mejor las bajadas de tipos de interés a largo plazo). Por el contrario, si el inversor espera subidas de tipos lo mejor será buscar refugio en los fondos garantizados y, claro está, permanecer en ellos hasta el vencimiento de la garantía.