Si hay un mensaje con el que todos los ponentes que participaron en la la jornada organizada por El Nuevo Lunes y AXA, con el sugerente título: “Pensiones y envejecimiento poblacional: Los grandes retos de la Unión Europea”, coincidieron es que el actual sistema de pensiones es insostenible o insuficiente a largo plazo y eso incluso teniendo en cuenta la última reforma del sistema de pensiones (en la que se eleva, de forma gradual, la edad de jubilación de 65 a 67 años y el número de años cotizados – de los 35 a los 37 - necesarios para obtener el 100% de la pensión).
La insostenibilidad se debe básicamente a factores demográficos. En nuestro país la esperanza de vida al nacimiento ha pasado de los 72 años (para los hombres) en 1960 a casi los 85 años en 2009. Pero no sólo vivimos más años, sino que vivimos más años después de los 65 años (hemos pasado de unos 15 años en 1960 a 22 años en 2009). Con este cuadro demográfico, Diego Valero, Presidente de Novaster y Profesor en la Universidad de Barcelona, concluye que si el sistema público de pensiones paga cerca del doble de lo cotizado, si los pasivos van a crecer más que los activos y si no se puede mantener el nivel de crecimiento de la población activa, entonces es que la reforma no es suficiente a largo plazo.
Según él, la única solución es replantearse el modelo y propone tres medidas:
1) Financiar una pensión básica (que sea digna, es decir que sea suficiente para mantener un nivel de vida digno durante la jubilación) de carácter público a través de impuestos.
2) Crear un sistema de contribución definida nocional financiado con las cotizaciones sociales en el que se vincule el esfuerzo de cotización con la pensión recibida. Es decir, sería un sistema público en el que cada trabajador contribuiría con un x% de su salario a una cuenta individual nocional (un apunte contable, digamos) que se revalorizaría con un determinado tipo de interés y que se convertiría en una renta vitalicia en el momento de la jubilación.
3) Fomentar un sistema complementario de autoafiliación con aportaciones de las empresas y de los trabajadores. Diego Valero pone el ejemplo del futuro sistema NEST en el Reino Unido en el que, resumiendo lo mucho, el trabajado contribuye con un 3% de su salario, la empresa aporta un 4% y el estado un 1%.