Después de comportarse relativamente bien durante gran parte del año los fondos de bonos han sufrido ligeras pérdidas en estas últimas semanas. Como cada vez que ocurre este tipo de situaciones, los inversores se preguntan qué hacer con la parte de renta fija de sus carteras de fondos.
Los factores que explican las recientes subidas de tipos de interés en el mundo entero (no sólo se han producido esas subidas de tipos en la Zona Euro sino también en Estados Unidos, en los países emergentes y hasta en Japón) son varios. Sobre todo tenemos el hecho de que la economía mundial se está recuperando (poco a poco, eso sí, pero el sentimiento es que el riesgo de recaída económica, el famoso “double dip” ha desaparecido) y eso implica unos mayores tipos de interés ya que éstos siguen situándose en niveles mínimos históricos.
Ahora bien, ¿significa esto que los inversores deban huir de los fondos de renta fija e, incluso, disminuir la parte de renta fija de sus carteras?
Aunque evidentemente existe el riesgo de que los tipos de interés sigan subiendo a corto plazo, es importante que los inversores valoren este movimiento potencial de cartera en términos de riesgo, más que en términos de rentabilidad. Pasar, por ejemplo, de fondos de bonos a fondos de acciones puede resultar muy interesante si las bolsas suben, pero supone asumir un riesgo importante en caso de pérdidas en los mercados de valores. Piense, por ejemplo, qué podría ocurrir a su cartera si se produjera otra fuerte corrección en las bolsas. Tener una parte de la cartera en el segmento más seguro de la renta fija (bonos gubernamentales de la mayor calidad crediticia) no ofrece un rendimiento excesivamente atractivo, pero por lo menos permite proteger la cartera durante eventuales desplomes de las bolsas. Conviene recordar, en efecto, que durante el periodo de finales de Mayo 2007 hasta finales de Febrero 2009 en el que las bolsas mundiales cayeron en trono a un 50%, los fondos de bonos de deuda pública en euros consiguieron anotarse subidas cercanas al 8%.
Dicho esto, es poco probable que asistamos a fuertes subidas de tipos. Primero, los tipos de interés oficiales (los que fijan los bancos centrales) no están presionando al alza. En segundo lugar, los fundamentales de las economías desarrolladas están ciertamente mejorando, pero siguen débiles. Prueba de ello son los altos niveles de desempleo que siguen padeciendo Estados Unidos y algunos países europeos. Por último, no hay por el momento presiones inflacionistas que podrían representar un riesgo de fuertes subidas de tipos de interés. Por último, pero no por ello menos importante, la política de los bancos centrales (especialmente la Reserva Federal y el Banco Central Europeo) de comprar bonos soberanos también está empujando al alza los precios y de los bonos y a la baja los tipos de interés.