La cotización de las principales empresas del Viejo Continente relacionadas con el sector de defensa y seguridad se anotaba este lunes subidas significativas coincidiendo con la celebración en París de una cumbre informal para abordar el futuro de la seguridad en Europa y la expectativa de un mayor gasto por parte de los gobiernos europeos ante las presiones de su socio estadounidense tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump.
De este modo, el índice selectivo paneuropeo Stoxx Aerospace & Defence, que agrupa a las principales empresas cotizadas del sector, se anotaba este lunes un repunte que llegaba a ser superior al 4% para alcanzar un nuevo máximo histórico intradía de 1.996,76 puntos.
En la recta final de la sesión, entre las mayores subidas, destacaba el avance del 20,50% de las acciones de la alemana Thyssenkrupp, que fabrica submarinos, así como del 10,40% en la cotización de Rheinmetall, responsable de los tanques Leopard, y del 15,77% para su compatriota Renk Group, proveedor de sistemas y componentes para la industria de defensa.
Fuera de Alemania, destacaban las subidas del 15,6% para las acciones de la sueca SAAB y del 6,63% para las de la italiana Leonardo, así como del 6,95% para los títulos de la francesa Thales, mientras que los del contratista británico de defensa BAE Systems avanzaban hasta 7,73%. En el caso de la española Indra, la revalorización de las acciones era del 4,9% al encarar los últimos minutos de la sesión.
Las empresas del sector de la defensa y la seguridad ha visto impulsada su cotización ante la situación geopolítica a raíz de la invasión rusa de Ucrania, lo que ha incrementado el valor de estas empresas sustancialmente ante la perspectiva de un mayor gasto.
De tal manera, en los últimos doce meses, la cotización de Rheinmetall acumula una subida del 123%; la de Leonardo un 76%; un 42% la de SAAB; un 32% la de Thales, y más de un 11% la de Indra.
“Los mercados vuelven a estar impulsados por la geopolítica”, resume Kathleen Brooks, analista de XTB, para quien estas “son buenas noticias para las acciones de defensa globales”, pero no tan buenas para los bonos, ya que los inversores sopesan el impacto en la deuda acumulada de Europa.
El presidente francés, Emmanuel Macron, reúne este lunes en París en el marco de una cumbre informal a la cúpula de la Unión Europea, de la OTAN y a otros siete jefes de Estado y de Gobierno, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez entre ellos, para tratar el futuro de seguridad en Europa tras la Conferencia de Seguridad de Múnich de este fin de semana, marcada por el acercamiento entre Donald Trump y Vladimir Putin y su impacto sobre la guerra de Ucrania.
El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, que también ha acudido a la cumbre de París, defendía desde el diario ‘The Telegraph’ la necesidad de que Europa dé “un paso más para satisfacer las demandas de su propia seguridad” a través de un aumento en el gasto en defensa y “asumir un papel más importante en la OTAN”.
Factura de cumplir las exigencias de Trump
Según los cálculos de S&P Global, incrementar el gasto en defensa en línea con las exigencias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que pide a sus socios de la OTAN destinar el 5% del PIB, supondría para los países de la UE un coste anual adicional de unos 875.000 millones de dólares (833.923 millones de euros), lo que presionaría la solvencia de los emisores soberanos.
En su análisis, la calificadora de riesgos plantea tres hipótesis en función del porcentaje de PIB dedicado a gasto militar, pasando desde un primer escenario del 2,67% si se cumpliera con la media ponderada de gasto a un segundo con un gasto del 3,30% si se equiparase con el de Estados Unidos y a un tercero del 5% del PIB para cumplir con las exigencias sugeridas desde la nueva Administración estadounidense.
En estos escenarios, S&P Global calcula que la UE en su conjunto tendría que aumentar anualmente el gasto de defensa en 242.000 millones de dólares (230.639 millones de euros) en el escenario menos exigente y en 875.000 millones de dólares en el más oneroso.
En opinión de la calificadora de riesgos, esto es mucho más de lo que los países individuales pueden financiar sin compensar dichos desembolsos “con otras reducciones del gasto o probablemente presionando su solvencia”.
De hecho, la agencia calcula un sensible impacto de estos potenciales incrementos sobre el déficit de los países. En el caso de España, la calificadora de riesgos anticipa que el déficit presupuestario se elevaría al 4,6% del PIB en el primer escenario, frente al 2,9% previsto actualmente, pero escalaría hasta un 6,6% en el tercer escenario con un gasto del 5% del PIB.
En este sentido, en ausencia de cambios en las reglas fiscales de la UE, considera que la mayoría de los estados miembros individuales tendrían que reordenar sus presupuestos para absorber tal nivel de aumento del gasto de defensa, lo que lleva a S&P Global a avisar de las probablemente “significativas” consecuencias políticas de recortar el gasto social para compensar el mayor gasto militar.
Asimismo, la agencia apunta que excluir el gasto de defensa de los cálculos del déficit presupuestario en virtud de las reglas fiscales de la UE no tiene implicaciones para los niveles de deuda o las necesidades de endeudamiento, ya que no altera las necesidades de endeudamiento ni los niveles generales de deuda, por lo que no tiene efecto en la evaluación de la agencia de la posición presupuestaria del emisor soberano.
De tal manera, recuerda que muchos gobiernos europeos ya están lidiando con una deuda elevada y grandes déficits y siguen siendo sensibles a las condiciones del mercado y advierte de que, incluso los países de Europa central y oriental, que ya observan mayores compromisos en materia de defensa, probablemente tendrían dificultades para sostener un mayor gasto militar en un contexto de desaceleración del crecimiento económico, envejecimiento de la población y aumento de los costes sociales.
Emisión conjunta
Sobre este aspecto, la agencia plantea que una acción colectiva podría ser una respuesta, aunque apunta que todavía no se haya logrado un consenso al respecto, ya que varios países, incluida Alemania, siguen oponiéndose a la emisión conjunta de eurobonos, mientras que parece que un subconjunto de Estados miembros quiere avanzar con una solución compartida.
En cualquier caso, recuerda que el proceso para acordar la emisión de un instrumento europeo común es complejo, en referencia al posible impedimento que supone la unanimidad requerida para las decisiones en asuntos de finanzas y políticas exteriores y de seguridad comunes, así como la importancia de los detalles de cualquier acuerdo de financiación colectiva para determinar su solvencia, mientras que destaca que, si los responsables políticos de la UE deciden emitir más deuda paneuropea, esto podría beneficiar al euro, al menos marginalmente, al aumentar la oferta de activos paneuropeos.
Asimismo, la calificadora de riesgos apunta que instituciones como la Unión Europea y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), así como el Mecanismo Europeo de Estabilidad y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, podrían constituir las vías iniciales para proporcionar financiación adicional a los miembros de la UE.
No obstante, advierte de que el multiplicador fiscal del gasto de defensa en la UE “sigue siendo modesto”, lo que implica que el potencial estímulo económico sería limitado, en contraste con lo que sucede en Estados Unidos, donde los multiplicadores más altos se traducen en una mayor expansión económica relacionada.
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