Con el final del año a la vista, muchos inversores se plantean cómo optimizar la fiscalidad de sus carteras. Los productos de inversión, como los fondos, ETFs, acciones y planes de pensiones, ofrecen diferentes ventajas fiscales que pueden marcar una gran diferencia en la rentabilidad neta de una inversión. Entender estas particularidades es esencial para aprovechar al máximo las oportunidades que brinda la normativa tributaria.
El cierre fiscal es un momento crucial para tomar decisiones estratégicas, ya sea realizando ajustes en la cartera, compensando pérdidas y ganancias, o maximizando las aportaciones a planes de pensiones. En este artículo exploramos las claves fiscales de los principales instrumentos de inversión, ayudándote a planificar con inteligencia y optimizar tus ahorros de cara a la declaración de la renta.
¿Cómo tributan los fondos de inversión?
Los fondos de inversión ofrecen una de las ventajas fiscales más interesantes en España gracias al mecanismo de diferimiento o de “traspasabilidad” fiscal. Mientras el inversor no venda sus participaciones, no deberá tributar por las eventuales plusvalías generadas, permitiendo que el capital siga creciendo sin la carga fiscal inmediata.
Además, el traspaso entre fondos está exento de tributación. Esto significa que uno puede cambiar su inversión de un fondo a otro sin necesidad de tributar por las ganancias latentes, siempre que ambos fondos estén registrados en España o que el fondo extranjero tenga al menos 500 partícipes a nivel europeo, que es el caso de los grandes fondos transfronterizos vendidos en nuestro país, aunque siempre conviene comprobar este dato.
Ahora bien, si ha vendido participaciones de un fondo de inversión en este año 2024, debe saber que las eventuales plusvalías generadas se integran en la base del ahorro y tributan de la siguiente manera en la declaración de la renta (que deberá presentar en el 2025):
- 19% para los primeros 6.000 euros
- 21% entre 6.001 y 50.000 euros
- 23% entre 50.001 y 200.000 euros
- 27% entre 200.001 y 300.000 euros
- 28% a partir de 300.001 euros
Es importante destacar que las minusvalías pueden compensarse con las plusvalías generadas, y, si después de la compensación aún existen pérdidas, estas pueden trasladarse durante los siguientes cuatro años.
También hay que tener en cuenta que, cuando se venden participaciones de un fondo de inversión, la entidad financiera practicará una retención en el momento de la venta del fondo, como pago a cuenta del impuesto
Por último, si ha realizado varias compras de participaciones de un mismo fondo y realiza una venta parcial, Hacienda aplica la regla conocida como FIFO (o First In, First Out); es decir, el fisco considera que las participaciones más antiguas son las primeras que se venden y eso puede tener un impacto fiscal importante.
¿Cómo tributan las acciones y los ETFs?
La fiscalidad de las acciones y de los ETFs (aunque los ETFs son fondos de inversión su tributación es idéntica a la de las acciones y no a la de los fondos) se basa principalmente en las ganancias y pérdidas patrimoniales generadas al venderlas. Al igual que con los fondos de inversión, estas plusvalías tributan en la base del ahorro a los tipos establecidos (19%, 21%, 23%, 27% o 28%).
Al contrario de los fondos de inversión, las acciones y los ETFs no disfrutran de la ventaja de la traspasabilidad fiscal, pero no se les aplica retención en el momento de la venta.
Un aspecto relevante es el tratamiento de los dividendos. Estos tributan como rendimientos del capital mobiliario al 19%, y los inversores deben incluir estos ingresos en su declaración anual de la renta.
Para optimizar la fiscalidad, es esencial considerar la posibilidad de compensar pérdidas patrimoniales con ganancias. Esto incluye no solo las generadas por la venta de acciones, sino también las derivadas de otros instrumentos financieros incluidos en la base del ahorro, como los fondos o los ETFs.
¿Cómo tributan los planes de pensiones?
Los planes de pensiones ofrecen un atractivo incentivo fiscal en la fase de aportación, ya que las contribuciones reducen directamente la base imponible del IRPF, hasta un límite de 1.500 euros anuales (o 8.500 euros adicionales si son aportaciones empresariales). Esto puede traducirse en un ahorro fiscal significativo, especialmente para los contribuyentes con bases imponibles altas.
Sin embargo, este beneficio tiene un coste: las prestaciones recibidas al jubilarse o en caso de rescate anticipado tributan como rendimientos del trabajo en la base general, donde los tipos impositivos son progresivos y pueden llegar hasta el 47%.
Una estrategia clave para reducir la carga fiscal en el rescate es optar por cobros periódicos en lugar de un rescate único. Esto permite distribuir los ingresos a lo largo de varios años, evitando tributar en los tramos más altos del IRPF.
Al igual que en el caso de los fondos de inversión, el capital acumulado puede traspasarse de un plan a otro sin tributar por las eventuales ganancias generadas.
El autor o autores no poseen acciones de ninguno de los valores mencionados en este artículo. Conozca la política editorial de Morningstar.