Los tres últimos meses han sido especialmente volátiles para los inversores. El 5 de agosto, los mercados internacionales experimentaron la peor sesión desde el estallido de la pandemia del Coronavirus en marzo de 2020. El índice Nikkei de Japón sufrió la peor caída diaria de puntos de su historia, mientras que Wall Street sufrió su mayor pérdida en una sola sesión desde 2022. Ese mismo día, el Bitcoin se desplomó 10 puntos porcentuales.
Al mismo tiempo, los grandes bancos centrales prosiguieron su ciclo de relajación monetaria y el activo refugio por excelencia, el oro, ha mejorado varias veces su récord histórico: hace quince días superó por primera vez los 2.740 dólares la onza.
El resultado de las elecciones estadounidenses, con la victoria de Donald Trump, también ha provocado una fuerte reacción de los mercados financieros tradicionales, así como del mundo cripto en los últimos dos días.
Morningstar siempre ha advertido a los inversores (especialmente a los inversores particulares) sobre los peligros del market timing. La estrategia antitética a anticiparse al mercado es el Buy and Hold, un enfoque que consiste en elegir la mejor asignación de activos posible en función de los objetivos financieros y la situación patrimonial de cada uno, evitando al mismo tiempo movimientos excesivos de los activos de la cartera.
La razón principal radica en que un inversor prudente debe tener siempre un horizonte a medio/largo plazo, por no mencionar el hecho de que cuanto mayor sea la tasa de rotación de la cartera, más aumentarán los costes de transacción, junto con la volatilidad y, por tanto, el riesgo potencial.
Sin embargo, es bueno tener en cuenta que nuestros objetivos financieros, nuestras necesidades monetarias y nuestra situación patrimonial cambian con el tiempo. No de la noche a la mañana, por supuesto, pero sí con bastante frecuencia. Y además, mantener la misma estrategia de cartera a lo largo de los años es de por sí casi imposible. Incluso sin cambiar la cartera, su estructura tenderá a desviarse con el tiempo como consecuencia de las fluctuaciones del mercado en las posiciones individuales, lo que puede causar un desajuste significativo respecto a la asignación de activos elegida inicialmente.
Esto es aún más cierto inmediatamente después de periodos de alta volatilidad como el que vivimos con el estallido de la pandemia, la invasión rusa de Ucrania o, más recientemente, con el repunte de los valores relacionados con la inteligencia artificial.
En resumen, por todas estas razones, es bueno reequilibrar periódicamente la cartera. Pero, ¿cómo hacerlo concretamente? He aquí algunas indicaciones sencillas sobre cómo proceder, sin olvidar, no obstante, que en una actividad de este tipo siempre será mejor contar con la ayuda de un profesional.
Hacer balance de la situación
El primer paso es tomar una instantánea del estado actual de sus inversiones: ¿qué ha subido? ¿Qué ha bajado? ¿Qué se ha vuelto demasiado arriesgado? ¿Tiene sentido vender activos para obtener beneficios? ¿Tiene sentido hacer compras contrarias?
Por ejemplo, los valores tecnológicos chinos fueron los que mejor se comportaron en el tercer trimestre del año, y los ETFs dedicados a ellos subieron entre un 22% y un 24%. Semejante salto ha incrementado inevitablemente su peso en las carteras de los tenedores, que a estas alturas deberían preguntarse si tiene sentido liquidar parte de las ganancias o aceptar una mayor exposición a esta clase de activos.
Como siempre, esto depende de cuáles sean los objetivos de inversión de cada uno, que como hemos dicho van de la mano de la edad de cada uno (y por tanto de su horizonte temporal) y de su apetito por el riesgo. En esencia, se trata de saber qué porcentaje de los propios ahorros dedicar a acciones, bonos, efectivo y, posiblemente, otros tipos de inversión como las materias primas. Tenga cuidado, sin embargo, de que esto no es tan obvio como podría parecer, sobre todo porque la mayoría de los fondos no son puros fondos de acciones o bonos. No es raro encontrar fondos de renta variable, por ejemplo, que también tengan algo de liquidez. Esto depende de las condiciones del mercado; en determinados momentos, los gestores pueden aumentar o disminuir su asignación en efectivo.
Otra cuestión clave es si el grado de diversificación de la cartera sigue siendo óptimo. Por ejemplo, en la primera parte de 2024, los fondos de bonos de alto rendimiento tenían la mayor descorrelación con los mercados de renta variable, mientras que las estrategias de renta variable latinoamericana aumentaban su correlación con otras categorías de renta variable. Son aspectos a tener en cuenta.
Simulación del reequilibrio
Si tiene en su cartera lo que le gustaría en cuanto a clases de activos, sectores y regiones, el trabajo está hecho. Sin embargo, en la mayoría de los casos serán necesarios algunos cambios. Antes de hacer un cambio, sin embargo, siempre es mejor hacer algunas simulaciones para ver cuál sería exactamente la asignación de activos si, por ejemplo, se añadiera un nuevo fondo, teniendo en cuenta, como se ha mencionado anteriormente, que los fondos rara vez son puramente de acciones o de bonos. Además, antes de liquidar posiciones, también es bueno preguntarse cuáles podrían ser los efectos fiscales del reequilibrio.
Tener en cuenta el aspecto fiscal
De hecho, no todos los instrumentos de inversión tributan de la misma manera, y esto también debe tenerse en cuenta para optimizar la rentabilidad final. Los fondos de inversión, los ETF, los ETC, los fondos de pensiones, las acciones y los bonos del Estado tienen tratamientos fiscales diferentes. Dada la complejidad del tema y los constantes cambios, quienes estén realmente interesados quizá puedan pedir aclaraciones a un experto en la materia, un asesor fiscal o un contable.
Tener siempre un punto de referencia
Lo que importa en finanzas es el rendimiento relativo. Si uno ha ganado un 10%, pero todos los demás se han embolsado un 20%, no puede estar contento. En cambio, si uno ha perdido un 5%, frente a una caída media del mercado del 10%, puede estar satisfecho. Por lo tanto, antes de entusiasmarse o deprimirse, es importante asignar a su cartera, o a subconjuntos de ella, el índice de referencia más adecuado, para poder juzgar siempre los resultados obtenidos. Por tanto, a medida que cambie la asignación de activos, también cambiarán los índices de referencia.
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