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2 errores a evitar al planificar su jubilación

Esperar una rentabilidad demasiado alta o olvidarse de la inflación son algunas premisas peligrosas a la hora de planificar su jubilación

Fernando Luque 17/10/2024
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cartel de precaución

Los errores que uno puede cometer al planificar su jubilación son particularmente problemáticos porque hay pocas maneras de corregirlos; gastar menos y/o alaragar la vida laboral pueden ser las únicas opciones viables.

A continuación analizaremos algunas de las premisas comunes – y peligrosas – que los inversores hacen cuando planifican su jubilación, así como los pasos a seguir para evitarlas.

Error nº 1: La rentabilidad de las acciones será igual a la media histórica

La mayoría de asesores le piden que estime qué rentabilidad ofrecerá su cartera durante el tiempo que la mantenga. Puede ser tentador estimar al alza para intentar evitar elecciones duras como atrasar la jubilación o gastar menos, pero piense dos veces cuando lo haga.

Para ser justos, la rentabilidad de las acciones a muy largo plazo ha sido bastante sólida. El S&P500 generó una rentabilidad anualizada de alrededor del 9% en los últimos 50 años, y la rentabilidad durante los últimos 10 años ha sido incluso superior, del 12% aproximadamente en dólares (más de un 200% en términos acumulados).

 

Pero ha habido determinados períodos en los que la rentabilidad ha sido mucho menor; en la década que acabó en 2009, por ejemplo, la llamada ‘década perdida’, el S&P500 obtuvo una rentabilidad negativa (en dólares) en base anualizada.

 

 

El motivo de la debilidad de las acciones durante ese plazo es que estaban caras al principio del periodo, a finales de los 90. Hay que recordar que la valoración de partida del mercado indica mucho sobre su posible rentabilidad a largo plazo.

¿Y cuál es la situación actual? Si nos fijamos en el ratio de precio/beneficio de Shiller, una medida de valoración que utiliza los beneficios por acción a lo largo de un periodo de 10 años, este ratio se sitúa en la actualidad en torno a los 36, muy por encima de la media hitórica. Según esta métrica de valoración, el mercado estaría bastante caro.

 

 

El Price/Fair Value de Morningstar para el S&P 500, es decir la relación entre el precio y el valor razonable de las compañías de este índice, también está en territorio de sobrevaloración ya que cotiza en 1,09. Significa que el mercado está sobrevalorado en casi un 10%.

 

 

¿Qué hacer?

Estas métricas de valoración sugieren que los inversores prudentes deberían rebajar sus perspectivas de rentabilidad a largo plazo. Una rentabilidad estimada inferior al 10% anualizado en un horizonte de unos 10 años sería bastante más realista.

Los inversores tendrán que ser incluso más conservadores cuando se trate de prever la rentabilidad de la parte de renta fija de sus carteras. Históricamente el rendimiento de los bonos (el cupón de las obligaciones a 10 años) ha sido una buena medida para prever la rentabilidad de la renta fija en la próxima década, y actualmente ese rendimiento se sitúa en torno al 3% en la Zona Euro.  

Error nº 2: La inflación será baja

Cuando uno mira los datos actuales de inflación – el IPC en España se situó a finales de septiembre del 2024 en el 1,5% – uno puede tener la tentación de ignorar o de subestimar el papel de la inflación en su planificación financiera de cara a la jubilación.

Está claro que una inflación baja puede ser beneficiosa, pero si la inflación fuera más alta de lo que anticipó en los años anteriores a su jubilación, probablemente necesitaría ahorrar más o invertirlo de forma más agresiva para conservar su poder adquisitivo cuando empiece a recuperar el dinero de su cartera.

 

 

Qué hacer? 

En lugar de asumir que la inflación seguirá baja en los años anteriores a su jubilación, los inversores conservadores deberían usar unos datos de inflación a largo plazo más altos que los actuales para ayudarse en sus decisiones; un 3%, por ejemplo, es un número razonable.

También, en la medida de lo posible, los inversores deberían personalizar sus previsiones de inflación según sus propias cestas de consumo. Por ejemplo, los costes de los alimentos a menudo suponen una mayor porción de los gastos de los jubilados que para la población en general, mientras que los costes relacionados con la vivienda suelen ser menores, especialmente si uno ya es propietario de su vivienda y ya ha pagado totalmente su hipoteca.

La posibilidad de que la inflación pueda ser mayor en el futuro de lo que es en la actualidad también refuerza la idea de invertir en productos que de alguna manera cubren ese riesgo en su cartera de jubilación, para de esta forma conservar su poder adquisitivo cuando empiece a gastar sus ahorros.

Esto significa diversificar en acciones, que históricamente han tenido una mayor probabilidad de batir a la inflación que ningún otro activo.

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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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