En estos últimos seis meses, la mayor preocupación en Japón ha sido el tipo de cambio dólar/yen. Desde agosto del año pasado, la divisa japonesa se ha fortalecido un 10% respecto al dólar norteamericano, encontrando una sólida resistencia en los niveles de los 105 yenes. Después de unas intervenciones masivas en enero y febrero, el tipo de cambio ha vuelto a caer a los alrededores de los 112 yene
s durante la primera semana de marzo. Pero el nivel de los 100 yenes por dólar sigue siendo considerado como una barrera psicológica de vital importancia. Si el dólar cae por debajo de los 100 yenes, muchos analistas temen una fuerte reacción en las bolsas y un fuerte impacto en el balance del maltrecho sector bancario japonés.
China, detrás del crecimiento de las exportaciones
Hasta el momento, el crecimiento económico japonés se debe a las exportaciones, con las compañías exportadoras habiendo registrado fuertes incrementos de beneficios. El crecimiento más espectacular es el de las exportaciones hacia China. Durante el mes de septiembre, crecieron un 40% comparado con el mismo mes del año anterior. Según Andy Xie, economista jefe de China de Morgan Stanley, desde el año 2000, todo el crecimiento de las exportaciones japonesas, en total 25.000 millones de dólares, ha tenido a China como destino.
Para los inversores, el hecho más destacable es que China y Japón se complementan el uno al otro. China posee una gran oferta de mano de obra barata, mientras que Japón tiene una sobrecapacidad en equipamiento, después de años de exceso de inversión. Además, las compañías japonesas han realizado grandes inversiones directas en China y deslocalizado gran parte de la producción en ese país. El resultado es que los inversores pueden aprovecharse mejor del crecimiento de China invirtiendo en la bolsa de Tokio.
Aparte de las exportaciones a China y las intervenciones del gobierno para mantener el yen débil y ayudar a la industria exportadora, Japón sigue teniendo unos tipos de interés muy bajos, lo que beneficia tanto a las inversiones como al consumo. Los últimos datos publicados muestran que el consumo y la confianza empresarial han mejorado, gracias al crecimiento económico y al bajo nivel de desempleo.
Menos inversiones y más crecimiento
Sin embargo, según el economista británico, Andrew Smithers, es necesario que el país mantenga un alto crecimiento durante más de un año. Siempre que haya un exceso de capacidad en la economía, continuarán las presiones deflacionistas. La capacidad de utilización y la rentabilidad sólo podrán aumentar si disminuyen sustancialmente las inversiones. Si a esto le añadimos un déficit presupuestario de cerca del 7%, los desequilibrios de la economía nipona parecen difícil de resolver.
Los peligros a largo plazo siguen siendo importantes, como, por ejemplo, el rápido envejecimiento de la población y la gran dependencia de las exportaciones de productos producidos a bajo precio por parte de otros países asiáticos. Las reformas económicas, especialmente en el sector financiero, el mercado de trabajo y los sectores protegidos, son más que nunca necesarias. La mejora de las condiciones económicas han dado a los reformistas, que ganaron las últimas elecciones el año pasado, más libertad para actuar, pero queda por ver cuántas de las muchas promesas electorales se traducirán a la realidad.