A fecha de 8 de diciembre, el S&P 500 había experimentado una subida del 22% en este año 2003, con los sectores de tecnología de la información y de consumo como los más destacados. El buen comportamiento del sector tecnológico se refleja en el hecho de que el índice Nasdaq ha ganado un 46% desde principio de año.
Una de las tendencias más pronunciadas
este año ha sido el mayor comportamiento relativo de las pequeñas compañías. El índice Morningstar Small Cap ha subido, por ejemplo, un 42% en lo que llevamos de año, frente a un 20% para el índice de Large Cap.
En este año 2003, el crecimiento del Producto Interior Bruto ha sorprendido tanto al alza como a la baja. En efecto, durante el primer trimestre, los analistas habían pronosticado un crecimiento mucho mayor del que finalmente fue (1,4% en tasa interanual). Pero en el segundo y tercer trimestre, el crecimiento de la economía, del 3,3% y 8,2% respectivamente, fue mucho mejor de los esperado, especialmente en el tercer trimestre.
La tasa de desempleo, con un 6,4% en junio, alcanzó su máximo de los últimos nueve años. Los últimos datos publicados han mostrado una mejoría, aunque no una recuperación significativa.
La economía se ha beneficiado de los estímulos tanto fiscales (recortes de impuestos) como monetarios (bajos tipos de interés). En junio, la Reserva Federal rebajó sus tipos de interés hasta el 1%, pero la autoridad monetaria parece, hoy en día, menos preocupada por la posibilidad de una deflación que durante la primera parte del año.
¿Recuperación sostenible?
Evidentemente, estas medidas son en parte responsables de la recuperación económica. Pero el debate entre los especialistas se centra ahora en si la economía recaerá el año que viene una vez que sus efectos hayan desaparecido o si, por el contrario, han sido la chispa que necesitaba el país para relanzar su economía.
En términos relativos, los gestores de fondos europeos se han vuelto algo más negativos respecto a las perspectivas de Estados Unidos. En la encuesta Morningstar del mes de enero, un 30% de los encuestados contestaban que el mercado norteamericano iba a ser el más rentable en los próximos doce meses, mientras que en noviembre apenas un 5% mantenía esta opinión. Además, en la encuesta del mes pasado, el 27% de las gestoras consideró a este mercado como el de peores expectativas de aquí a un año, al mismo tiempo que un 82% indicó que el dólar iba a ser la divisa menos rentable en ese periodo de tiempo.
La caída del dólar respecto al euro a lo largo de este año ha sido achacada en gran media a los enormes déficits fiscal y de cuenta corriente del país. A principios de enero, un euro valía 1,05 dólares. El pasado 9 de diciembre, la cotización alcanzó un máximo histórico a 1,23 dólares.
Al no existir señales claras de que las autoridades norteamericanas estén por la labor de reducir esos déficits, muchos analistas estiman que el billete verde seguirá cayendo respecto al euro, aunque difieren en cuanto a la profundidad y rapidez de la caída.
Otra barrera potencial a la recuperación económica es la tendencia proteccionista del gobierno americano que se ha traducido en la imposición de aranceles al acero o en cuotas a determinados textiles de origen chino. A corto plazo, estas medidas pueden salvar algunos empleos en Estados Unidos, pero la repuesta de los demás países podría tener un impacto muy importante.