Bonos alta rentabilidad: aún hay oportunidades

Alexis Renault, gestor del fondo Euro High Yield Bond Fund en WestAM Asset Management, estima que el mercado de alto rendimiento sigue ofreciendo buenas oportunidades.

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¿No son los bonos de alta rentabilidad demasiado arriesgados para el inversor particular?

Es cierto que son productos que hay que conocer muy bien, por lo que es preferible recurrir a un profesional y utilizar los fondos de inversión para invertir en este tipo de activo.

En realidad, en la alta rentabilidad hay dos categorías de obligaciones. Por una parte, hay las obligaciones high yield que presentan estructuralmente una calificación por debajo del “grado de inversión”, es decir BBB para Standard and Poor’s y BAAA3 para Moody’s. Este tipo de empresas tienen una calidad de crédito muy baja.

> Por otra parte, están los “ángeles caídos” (o “fallen angels” en inglés) que son empresas que han sufrido un accidente en el camino. Su calidad de crédito se ha deteriorado momentáneamente pero sus fundamentales son buenos. Se trata de sociedades cotizadas con un tamaño que suele ser superior al de los verdaderos emisores high yield y a las que los bancos no se atreven a cortar las líneas de crédito. El riesgo de impago (o default) es relativamente bajo con estos ángeles caídos: 1,95% frente al 4,5% para los verdaderos high yield.

Este tipo de obligaciones ha dado buenas rentabilidades. ¿Va a seguir ésto así?

Con una obligación hay dos tipos de remuneración. El propio cupón; actualmente la media del mercado está en torno al 8,5% - 9%. Y la variación de precio de la obligación.

El precio de un bono varía, en efecto, en función de la evolución de la calidad de crédito de la empresa emisora. Si la calidad de crédito se fortalece, el precio de sus obligaciones aumenta. Correlativamente, la remuneración proporcionada por el cupón disminuye proporcionalmente.

¿Cuál es su enfoque de gestión?

Nuestra estrategia de gestión es esencialmente un enfoque “bottom-up”. Analizamos las empresas para tener una visión fundamental, con el fin de evaluar su capacidad de rembolsar su deuda.

Luego, miramos el rendimiento ofrecido por la obligación. Hay empresas que nos gustan pero cuyos bonos son demasiado caros. Por ejemplo, no creemos demasiado en el grupo Fiat, su capacidad de generar flujos de caja nos parece floja.

¿Cuál es el peso del índice en su estilo de gestión? ¿Invierte en empresas que no pertenecen a su índice de referencia?

El peso del índice es importante, no hay que negarlo, ya que nos juzgan respecto al benchmark. Pero si no creemos en una empresa, incluso si forma parte del índice, no la incluimos en nuestra cartera.

¿Nos puede indicar algunas empresas que le gustan?

Hay, por ejemplo Fimep, el holding de Legrand. Ha demostrado en el pasado una muy buena resistencia tanto en lo que respecta a su cifra de negocio como a su crecimiento, con una buena capacidad de gestión.

El caso de ABB es distinto. El grupo tenía un riesgo ligado al amianto y a su estructura financiera. Pero hemos confiado en su gestión y en su capacidad de cambiar la situación. El equipo gestor ha mantenido su plan de actuación. El título valía 75 hace un año y vale ahora 115.

¿Cuánto tiempo suele mantener los títulos en cartera?

Los mantenemos siempre que creamos en la empresa. Hay empresas para las que esperamos que vuelvan al grado de inversión, es decir que reciban una buena calificación. En estos casos, se gana dinero tanto vía capital como vía cupón.

Estamos convencidos de que el mercado de alta rentabilidad sigue ofreciendo perspectivas interesantes y que aún no está caro.

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Sobre el Autor

Frédéric Lorenzini

Frédéric Lorenzini  est Directeur de la Recherche de Morningstar France.

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