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El peor de los escenarios
Los mercados de deuda pública no son libres de riesgo. Existe el peligro de una subida de tipos de interés a largo plazo que afecte negativamente al precio de las obligaciones en circulación y, por lo tanto, al valor liquidativo de los fondos de obligaciones. Sería un error pensar que los fondos de renta fija siempre logran rentabilidades positivas.
El ejemplo de lo que ocurrió en los años 94 y 99 está ahí para demostrárnoslo. Pero, asumiendo que los fondos de renta fija puedan registrar caídas en sus valoraciones, ¿cómo podríamos cuantificar ese riesgo? Por poner cifras sobre la mesa, si los tipos suben, por ejemplo del 4% actual hasta el 5%, ¿cuál sería en este caso la pérdida que sufrirían esta categoría de fondos?
La respuesta hay que buscarla en el dato de duración modificada del fondo, es decir la sensibilidad del fondo a pequeñas variaciones en los tipos de interés (un dato, desgraciadamente no siempre presente en los informes de las gestoras). Si un fondo tiene una duración modificada de 5 y los tipos pasan del 4 al 5%, este perderá un 4,8% de su valor. Evidentemente, los fondos que invierten a más largo plazo y que tienen la mayor duración modificada serán los más perjudicados.
Efecto de una variación de tipos de interés sobre el valor liquidativo del fondo La fórmula a aplicar es la siguiente:
variación de precio del bono = duración modificada * { (tipo de interés final – tipo de interés inicial) / (1 + tipo de interés inicial) }
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Asumir menos riesgo o aprovechar la baja correlación
El dilema para el inversor es fácil de resolver. Si éste no quiere asumir ningún riesgo con su fondo de obligaciones, lo mejor es que traspase el dinero a un fondo que invierta a muy corto plazo, como un FIAMM, procurando, eso sí, seleccionar uno con bajas comisiones de gestión más depósito. El problema es que la rentabilidad que obtendrá, aunque positiva, será muy baja.
Si, por el contrario, tiene una visión de largo plazo y es capaz de soportar caídas puntuales en su fondo de obligaciones, no hay motivos para reembolsarlo o traspasarlo. A varios años vista, probablemente obtenga más rentabilidad que en un fondo monetario.
Retrospectivamente, los que han mantenido, estos últimos tres años, todos sus ahorros en fondos de obligaciones han acertado de lleno. Ha sido, sin duda, la mejor elección. Pero nadie garantiza que esa sea la mejor estrategia para el futuro. Por una parte, observando la evolución reciente de los mercados de renta fija y de renta variable, todos podemos llegar a la conclusión que las acciones se han vuelto relativamente más baratas que los bonos.
Por otra parte, las incertidumbres actuales y las que se vislumbran en un futuro cercano (¿qué consecuencias tendrá la guerra en Irak?) también invitan a buscar el refugio de la renta fija. Pero, para aquél que quiera construirse una cartera de fondos con un horizonte de medio o largo plazo, sería un error invertir de forma binaria: o bien todo en renta variable, o bien todo en renta fija. Y esta afirmación, en la que insisten todos los asesores financieros, cobra hoy en día una mayor relevancia debido al hecho de que la correlación entre los fondos de renta fija y los de renta variable (de la zona euro) se ha vuelto negativa. La diversificación entre renta fija y renta variable se ha vuelto más atractiva. ¡Aprovechémosla!