La diferencia entre Tokio y el resto del mundo ha sido históricamnte muy amplia, lo que significa que una pequeña inversión en acciones japonesas puede reducir el riesgo de una cartera de acciones. Pero no todo es cuestión de correlación; las acciones japonesas también deben ofrecer una rentabilidad esperada positiva. Evidentemente, hay muchas causas que pueden explicar el peor comportamiento de la bolsa nipona desde principio de año. Una de las más importantes, sin duda, es la incertidumbre política.
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Tras trece años de caídas de las cotizaciones, de bajo crecimiento económico y de bloqueo a nivel político no es fácil encontrar argumentos para invertir en acciones japonesas. Sin embargo, existen compañías rentables en este mercado. Aquellos analistas que argumentan que ahora es un buen momento para invertir a largo plazo en el mercado japonés señalan que los flujos de caja están mejorando en muchas compañías, gracias a las reducciones de costes que han emprendido a lo largo de muchos años. Las contínuas bajadas de precio de las acciones han llevado a que el ratio precio/flujo de caja sea ahora mucho más bajo en Japón que en Estados Unidos. Si la economía se recupera en Japón, seguramente mejorarán las valoraciones.
Pero, al mismo tiempo, existen sólidos argumentos para desaconsejar la compra de fondos japoneses. Un pesimismo extremo junto con una población envejecida siguen limitando el crecimiento económico. También parece difícil encontrar inversores dispuestos a colocar su dinero en esta parte del mundo, un factor, desde luego, indispensable para apoyar una subida de la bolsa. A esto hay que añadirle el riesgo de crisis financiera provocado por un sitema bancario plagado de deudas incobrables. Por si fuera poco, el nuevo gobernador del Banco de Japón ha supuesto una nueva decepción para los mercados, aunque también es cierto que hay que darle algo más de tiempo para que tome medidas contra el problema de la deflación.
Perspectivas
El país necesita poner en marcha acciones políticas, en particular, reformas económicas, para salir adelante. Una fecha importante será la elección del próximo líder del partido gobernante (el LDP) en septiembre. El actual primer ministro, Junichiro Koizumi, ha sido partidario de promover un programa de reformas económicas desde que fue nombrado presidente del LDP en la primavera de 2001. La pregunta clave es si saldrá vencedor de estas elecciones. Si no es reelegido, probablemente convocará unas elecciones generales cuyo resultado puede ser muy incierto.