El miércoles 12 de marzo, el ultimátum norteamericano a Irak hizo perder a los mercados europeos 130.000 millones de euros y los llevó a mínimos. Pero pronto el estallido de la guerra provocó una recuperación generalizada con los inversores especulando con una resolución rápida del conflicto. La caída del precio del crudo durante los prime
ros días de guerra sentó bastante bien a la industria química, particularmente a la alemana.
La idea de que la guerra será larga y costosa ha empezado a afectar al consumo y la a inversión a través de la caída de confianza tanto de los consumidores como de las empresas. Los operadores esperan ahora una nueva rebaja de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo para enderezar la situación económica, comprometida por los déficit públicos de algunos países miembros.
En estos últimos meses, el Instituto de Francfort parece querer sostener la economía pero con un ojo puesto en la inflación, aunque está esperando nuevos datos para valorar el correcto impacto de la guerra sobre la economía. Le preocupa especialmente un incremento del precio del petróleo por su impacto sobre la inflación y sobre las posibilidades de una recuperación liderada por la demanda interna.
Perspectivas
En este escenario, las perspectivas no son del todo positivas. Existe el riesgo de que una guerra larga aumente las dificultades de muchos sectores como el del turismo, transporte, automovilístico o asegurador que fueron los que más sufrieron durante este mes de marzo. En su último informe, el Fondo Monetario International advierte precisamente del riesgo de impacto de un conflicto largo y de un recrudecimiento del terrorismo sobre una recuperación económica ya de por sí muy débil. Según este organismo, el crecimiento en la zona euro no sobrepasará el 1,1% en el 2003. En Alemania, donde el índice Ifo de confianza empresarial volvió a caer en marzo, el crecimiento no alcanzará el 1% así como en Francia. En el Reino Unido, la situación no es mucho mejor ya que el crecimiento del país está en su nivel más bajo de los últimos diez años.
A pesar de todo, los mercados europeos siguen siendo más atractivos que los americanos. Sin embargo, la inestabilidad e incertidumbre puede hacer que el dinero vuelva una vez más a la renta fija cuya rentabilidad, tras un periodo de subidas, ha vuelto a bajar.