De hecho, en nuestro país, la oferta es cada vez más amplia (hoy en día existen más de 600 fondos y Sicav de estas características registrados en la CNMV) y cada vez más especializada, tanto por subsectores (fondos biotecnológicos, por ejemplo) como por áreas geográficas (fondos tecnológicos asiáticos, por ejemplo). Sin embargo, en términos de patrimonio, esta clase de fondos no acaba de “cuajar” y sigue representando una parte muy pequeña del volumen total invertido. Sin embargo, los fondos sectoriales pueden aportar un gran valor añadido a los inversores. Desde una perspectiva práctica, pueden distinguirse tres grandes maneras de aprovechar este tipo de fondos.
La diversificación por sectores
Los fondos sectoriales, puesto que invertidos en acciones, pueden servir en primera instancia para conformar una cartera de renta variable. En lugar de elegir varios fondos regionales, uno puede distribuir su cartera seleccionando, a su gusto, varios fondos sectoriales. No son pocos los analistas que resaltan las ventajas de la distribución sectorial sobre la tradicional distribución geográfica. Según Clariden Bank, filial de Crédit Suisse y especializada en fondos sectoriales, “las decisiones estratégicas (...) referentes a renta variable se toman con mayor eficiencia dentro de un marco sectorial global, en lugar de utilizar un enfoque regional o por país”. Las economías son, en efecto, cada vez más globales y convergentes, de forma que las empresas dependen cada vez más de “factores globales correspondientes a una industria concreta, en lugar de hechos registrados en países específicos”. La llegada del euro (eliminando el riesgo divisa para los gestores de la zona euro) y el archidominio del mercado estadounidense (los grandes índices mundiales suelen replicar el comportamiento de la bolsa norteamericana) también son factores a favor de una distribución sectorial. Cómo dirían los expertos, la correlación intersectorial es inferior a la correlación interpaíses.
Además, como señalan en la gestora suiza Pictet, “la distribución regional puede originar sesgos sectoriales indeseados (...). Por ejemplo, una cartera compuesta exclusivamente de acciones suizas producirá inevitablemente una sobreexposición a los sectores bancario y farmacéutico, debido a la composición sectorial del mercado suizo”.
Desde esta gestora también señalan que “una combinación inteligente de fondos sectoriales relativamente dispares brinda la oportunidad de garantizar una mayor diversificación mediante una menor correlación”. Pero, claro, esa “combinación inteligente” requiere un esfuerzo adicional por parte del inversor (de la misma forma que también lo requiere una cartera adecuadamente diversificada por regiones). En todo caso, es importante que el inversor tenga en cuenta esta posibilidad, más aún tras la reforma fiscal que permite una gestión más dinámica de la cartera.
La apuesta especulativa
Otra forma de aproximarse a los fondos sectoriales es con un fin exclusivamente especulativo. Cada año hay determinadas categorías de fondos sectoriales que registran ganancias espectaculares. El 2002 fue un claro ejemplo de ello. Mientras prácticamente todas las grandes bolsas acabaron en negativo, hubo algunos sectores (o subsectores), como el de las minas de oro, que lograron ganancias de más del 50%. El inmobiliario, también fue uno de los destacados del año pasado; algunos fondos pertenecientes a de este sector consiguieron rentabilidades de dos dígitos. En el 99 y 2000, todo el mundo recuerda que los grandes triunfadores fueron los fondos tecnológicos y los de biotecnología. En resumidas cuentas, los fondos sectoriales ofrecen la posibilidad al inversor de sacar una punta de rentabilidad a sus cartera, aunque, como siempre en materia financiera, mayores expectativas de ganancias suelen traducirse en mayor riesgo.
Complemento a una cartera de acciones
La última forma de abordar la inversión en fondos sectoriales es como complemento a una cartera de acciones ya establecida. Pongamos el caso de un inversor que, dentro de su cartera de renta variable, sólo tenga participaciones de un fondo de acciones españolas (probablemente es el caso de muchos partícipes españoles). Está claro que, geográficamente, esta inversión está muy descompensada, pero también lo está desde el punto de vista sectorial. En la bolsa española, por ejemplo, el sector farmacéutico es prácticamente inexistente. Una manera de compensar este desequilibrio es suscribiendo un fondo de este sector.
¿En qué sector invertir?
De lo anteriormente comentado, se desprende que no existe un sector “mejor” que otros. Por supuesto, las perspectivas de cada uno de ellos serán distintas en función del escenario macroeconómico y geopolítico que se dibuje en los próximos meses. Si finalmente se desata una confrontación militar en Irak y ésta se estanca, el precio del petróleo probablemente subirá con fuerza, de lo que pueden aprovecharse los fondos invertidos en el sector energético. Pero si el conflicto se resuelve de una forma u otra rápidamente, posiblemente los fondos sectoriales que más han sufrido últimamente, entre los que figuran los tecnológicos, se recuperarán con fuerza.
Artículo publicado originalmente el 2 de febrero de 2003 en el suplemento de Economía del ABC
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