Algunos comentaristas han calificado de muy atrevido el plan de Bush pero lo más probable es que éste, antes de ser aprobado, se vea moderado por el juego del compromiso político. En efecto, muchos, incluidos algunos políticos que expresarán su voto sobre el paquete de estímulo económico, son los que muestran su preocupación por el creciente déficit federal.
Los niveles de crecimiento económico aún no muestran seña
les de recuperación. El pasado 15 de enero, la Reserva Federal publicó su libro beige, una encuesta oficial sobre el estado de la actividad económica en Estados Unidos. El documento pone de manifiesto que, entre mediados de noviembre y principios de enero, el crecimiento fue muy tímido.
A pesar de ello, el mes de enero está siendo bastante benévolo para los mercados bursátiles norteamericanos. El S&P 500 está mejorando ligeramente. Cerró ayer (23 de enero) a 887, registrando una subida de 7 puntos desde el final del año pasado.
El índice Dow Jones también se está manteniendo más o menos plano durante ese periodo, registrando una pequeña caída del 1%, hasta los 8369 puntos. El Nasdaq Composite, por su parte, ha caído cerca de un 4% en lo que vamos de mes, cerrando a 1388 puntos. Esta calma contrasta con la elevada volatilidad que sufrieron los mercados durante el año pasado.
Un año lleno de sobresaltos
Aunque el temor a una doble recaída de la economía estadounidense no se confirmó el año pasado, los fraudes empresariales sí que cogieron por sorpresa a los inversores y a los mercados. La Securities and Exchange Commission (SEC), el organismo regulador de los mercados, llevó a cabo una serie de investigaciones que implicaron a un cierto número de empresas muy conocidas.
Entre las empresas que acapararon las portadas de los medios de comunicación estuvo el gigante WorldCom que desveló que había registrado indebidamente como gasto una cantidad cercana a los 4 millones de dólares con el fin de mejorar sus cuentas de resultados. Arthur Andersen, una de las principales firmas de auditoría a nivel mundial, se desmoronó tras haber sido acusada de haber obstaculizado a la justicia en el caso Enron.
También Martha Stewart, una famosa empresaria estadounidense, se vio implicada en un escándalo de información confidencial. En efecto, vendió acciones de la biotecnológica ImClone, dirigida por un amigo suyo, justo antes de que la compañía anunciase que la Food and Drug Administration había rechazado uno de sus fármacos.
Pero eso no fue todo. El 2002 también trajo su lote de sonoras dimisiones. Harvey Pitt, por ejemplo, el jefe de la SEC, abandonó su cargo en otoño, lo mismo que hicieron Paul O’Neil, el Secretario del Tesoro norteamericano y Lawrence Lindsey, el asesor económico de la Casa Blanca.
Dicho esto, el crecimiento del Producto Interior Bruto fue positivo durante los tres primeros trimestres del 2002 y las estimaciones apuntan a que el cuarto alcanzará un crecimiento del 4% en términos anuales.
Pero los escándalos contables y la preocupación respecto al terrorismo y a la posibilidad de una guerra contra Irak tuvieron un efecto negativo en los mercados. El S&P 500 cayó más de un 23%, cerrando en 880 puntos, frente a los 1148 con los que empezó el año.
El índice Nasdaq Composite se dejó cerca de un 32% a lo largo del 2002 mientras que el Dow Jones Industrial Average cayó en torno a un 17%.
Perspectivas
Aunque el mercado seguirá de cerca la política interna norteamericana, su comportamiento dependerá en gran medida de cómo vaya desarrollándose el conflicto entre Estados Unidos e Irak.