El inexorable crecimiento de los ETFs

El increíble éxito de los ETF ha supuesto que en muchas categorías de fondos de inversión los activos de gestión pasiva hayan tomado el relevo, y no sólo en renta variable. He aquí cómo ha cambiado el sector europeo en la última década.

Valerio Baselli 19/02/2024
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imagen del crecimiento de una pila de monedas

¿Están los ETF tomando el relevo en el sector europeo de la gestión de activos? Si no existiera el interrogante final, la afirmación sería contundente. Al fin y al cabo, los datos de Morningstar nos dicen que, a 31 de diciembre de 2023, sólo el 26,7% del total de los activos gestionados en Europa eran atribuibles a estrategias pasivas que replican un índice de referencia (el universo considerado incluye los fondos abiertos y los ETF, pero excluye los fondos del mercado monetario y los fondos de fondos).

Plantear la pregunta, sin embargo, parece más que legítimo. En primer lugar, porque es noticia muy reciente que en Estados Unidos (un mercado que siempre ha sido precursor de tendencias) los activos pasivos han superado por primera vez en la historia a los gestionados activamente en el conjunto de la industria de fondos de inversión (50,02% frente a 49,98%, respectivamente, a finales de enero de 2024).

Además, hace diez años en Europa la cuota de mercado "pasiva" era del 12,3% del total y ha crecido cada año desde entonces.

 

 

Es cierto que el Viejo Continente parece lejos de los niveles que acaban de alcanzarse en Estados Unidos, pero este cambio de época puede estar produciéndose más rápidamente de lo que se cree. El análisis de los flujos de inversión y, sobre todo, del crecimiento orgánico de las estrategias pasivas en comparación con las activas confirma la preferencia absoluta de los inversores por las primeras en detrimento de las segundas (el crecimiento orgánico mide la incidencia porcentual de los flujos netos en un periodo determinado con respecto a los activos iniciales).

La tasa de crecimiento orgánico de los fondos pasivos (de los que la gran mayoría son ETF) fue superior a la de los fondos activos todos y cada uno de los años comprendidos entre 2014 y 2023. En los dos últimos años en particular, la gestión activa ha sufrido mucho, registrando salidas netas.

 

 

Coste, simplicidad y transparencia

El boom de los fondos cotizados (ETF) en Europa comenzó con la post-crisis de 2008. Lo recuerdo bien: me uní al equipo editorial de Morningstar en 2009 y uno de mis primeros encargos fue cubrir estos "nuevos" instrumentos (no eran tan nuevos, los primeros ETF aparecieron en Europa en 2000) que estaban ganando el favor de los inversores institucionales y minoristas gracias a su transparencia, facilidad de uso y, sobre todo, bajos costes.

Desde entonces, las comisiones de los ETF no han dejado de bajar (¿recuerdan la llamada guerra de precios de 2018-2019?), hasta situarse en unos pocos puntos básicos en algunos casos.

Al principio, los ETF se utilizaban principalmente para obtener exposición a segmentos del mercado hasta entonces vedados a los inversores particulares (normalmente materias primas, como el petróleo y el oro) y a los principales índices internacionales de renta variable. Con el tiempo, sin embargo, los fondos cotizados pasivos se han convertido también en una opción cada vez más creíble para quienes buscan inversiones equilibradas y, especialmente, de renta fija, sobre todo para el componente de asignación básica.

 

No sólo acciones y materias primas

Si nos fijamos más detenidamente en las clases de activos, vemos que el peso de la gestión pasiva ha crecido en todas partes. Si en las materias primas, dominadas por instrumentos como los ETC, la cuota del 83% de activos pasivos no es sorprendente, el crecimiento del componente índexado entre los fondos de renta variable y, sobre todo, de renta fija, confirma una clara preferencia por parte de los inversores.

 

 

La diferencia entre el crecimiento orgánico a diez años de los instrumentos pasivos y activos es en cualquier caso favorable a los primeros y particularmente fuerte entre la renta variable (7% frente a 154%) y la renta fija (52% frente a 328%).

Veamos pues con más detalle qué categorías Morningstar (renta variable y renta fija) están dominadas por las estrategias indexadas en los cuadros que figuran a continuación.

 

 

Especialmente significativos son aquí algunos ejemplos como el de los fondos de renta variable global de mercados emergentes, en los que el componente pasivo marcó un crecimiento orgánico a diez años del 253% frente al -7% marcado por los fondos activos, o el de la renta variable del sector energético, cuyos activos pasivos pasaron del 19% del total a finales de 2014 al 57% a finales de 2023. Otro caso interesante, no incluido en la tabla, se refiere a un ámbito tradicionalmente dominado por los stock-pickers activos, el de los fondos de renta variable estadounidense de pequeña capitalización, donde los activos gestionados pasivamente pasaron del 9 al 27% en el mismo periodo.

 

 

Incluso dentro del universo de la renta fija, como vemos, hay categorías dominadas por los ETF, como las dedicadas a los bonos del Tesoro estadounidense o a la deuda pública británica. Cabe destacar aquí la categoría de fondos de renta fija global, en la que el componente pasivo ha pasado del 11% a casi el 50% del total de activos en los últimos diez años. Incluso una categoría importante como los bonos del Estado en euros tiene el 41% de sus activos gestionados de forma indexada (frente al 29% hace diez años).

La gestión activa no desaparecerá

En este punto, sin embargo, creo que es importante dejar clara una cosa: en este análisis estamos tratando con datos agregados y, por tanto, extrayendo conclusiones generales. A pesar de que nuestro estudio Barómetro Activo/Pasivo viene demostrando desde hace años que la mayoría de los gestores activos son incapaces de batir a su índice de referencia, sería un error tomar las cifras anteriores como una recomendación de "pasar siempre a pasivo" o pensar que la gestión activa está destinada a desaparecer, especialmente en determinados tipos de inversión.

Los (pocos) gestores activos de calidad siempre podrán generar valor añadido para los inversores. Lo importante es ser consciente de que batir al mercado a medio y largo plazo es difícil y que identificar a los gestores que realmente pueden generar valor en esa categoría concreta es primordial.

Como bien explica mi colega Johanna Englundh en este artículo, un mundo sin gestores activos sería aburrido y quizá incluso peligroso.

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Sobre el Autor

Valerio Baselli

Valerio Baselli  es Senior International Editor de Morningstar.

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