Los mercados están a la espera de los datos de inflación de la zona euro, que Eurostat publicará el jueves 30 de noviembre. Los inversores esperan que se confirme la caída del índice de precios al consumo, después de que la tasa se situara en el 2,9% interanual en octubre, frente al 4,3% de septiembre. Hace un año, la inflación se situaba en el 10,6%.
El mes pasado, la principal contribución al índice de precios procedió de los servicios (+1,97%), seguidos de los alimentos, el alcohol y el tabaco (+1,48%), los bienes industriales no energéticos (+0,90%) y la energía (-1,45%).
Según el equipo de crédito global de Algebris Investment, "se espera que la inflación baje del 2,9% al 2,7% interanual en noviembre. En cambio, el índice subyacente (que excluye la energía, los alimentos y el tabaco, ed.) debería bajar del 4,2% al 3,9%, según las estimaciones de consenso.
Pronto para hablar de bajada de tipos
Los datos de inflación de noviembre son importantes porque el Banco Central Europeo señaló en su reunión de finales de octubre que el ciclo de subidas de tipos de interés ha terminado, pero que es demasiado pronto para hablar de recortes, a pesar del debilitamiento de la actividad económica.
Las estimaciones de noviembre del índice HCOB de directores de compras (PMI, un indicador del sentimiento económico), publicadas por S&P Global la semana pasada, seguían mostrando una contracción de la actividad económica privada. El dato compuesto se situó en 47,1 puntos, ampliando a seis meses el periodo de contracción (un valor inferior a 50 puntos indica retroceso).
"Sin embargo, el mercado, preocupado por la ralentización del crecimiento, ya anticipa varios recortes de tipos a lo largo de 2024, en torno a 100 puntos básicos por debajo de los niveles actuales para diciembre de 2024, con un primer recorte ya en primavera", afirma Filippo Casagrande, responsable de Insurance Investment Solutions de la unidad de negocio Asset & Wealth Management de Generali.
¿Un mercado demasiado optimista?
"La inflación sigue avanzando en la dirección correcta, pero los niveles siguen siendo elevados", afirma Casagrande, para quien los movimientos de los últimos meses eran ampliamente esperados y las previsiones de los analistas indican un +5,6% en 2023 y un +2,7% el año que viene.
"De cara al futuro, esperamos que la inflación subyacente continúe su descenso gradual. En los últimos meses hemos empezado a observar una ralentización de la inflación de los servicios, la más persistente y difícil de normalizar. La ralentización de los mercados inmobiliario y laboral, aunque todavía en sus primeras fases, seguirá contribuyendo a esta tendencia desinflacionista."
"Al mismo tiempo, no podemos negar que la convergencia de la inflación hacia el 2% de forma sostenible sigue siendo un proceso largo. En consecuencia, comprendemos la reticencia de los bancos centrales a anticipar recortes de tipos en estos momentos. Sólo un deterioro mucho más pronunciado por el lado del crecimiento y un aumento sustancial del desempleo permitirían un cambio de tendencia más rápido", concluye Casagrande.