Mi hermana gemela y yo cumplimos 30 años este mes. Para celebrarlo, decidimos viajar y dejar que los mercados de renta variable nos ayudaran a pagarlo. Esto nos embarcó en un viaje inversor de tres años que me obligó a abandonar algunos principios muy arraigados.
A principios de 2020, pocas semanas antes de la pandemia, las dos estábamos enganchados al reality "Below Deck". Está ambientado en un yate y nos hizo soñar despiertos con navegar en uno de ellos algún día. ¿Y si pudiéramos ahorrar lo suficiente para alquilar un barco durante una semana?
Riesgo
Nos comprometimos a ahorrar 1.000 coronas suecas al mes (unos 100 euros más o menos), pero un cálculo rápido echó por tierra nuestras esperanzas de reunir dinero suficiente para nuestro cumpleaños de esa manera. Para tener alguna esperanza de alcanzar nuestro objetivo, teníamos que arriesgar nuestros ahorros. Un riesgo que incluía la posibilidad de tener que quedarnos en casa. Pero era un riesgo que estábamos dispuestas a correr.
Decidimos invertir nuestros ahorros en un fondo de inversión. La responsabilidad de elegir el fondo recayó en mí, la periodista financiera, aunque mi hermana, piloto de carrera, no es ajena al riesgo. Me propuse encontrar uno con comisiones bajas y exposición global. Podría haber mitigado el riesgo diversificando en varios fondos, pero dado el carácter experimental y puntual de todo ello, opté por un único fondo.
El fondo elegido, del que dependería nuestro gran viaje de cumpleaños, fue el Storebrand Global All Countries, un fondo indexado con una comisión de gestión del 0,30%. Tiene una calificación Morningstar de cuatro estrellas y se sitúa en el quintil más barato de su categoría Morningstar. Su bajo ratio de gastos y sus sólidos pilares de Personas, Procesos y Matriz le otorgan una calificación Morningstar Medalist de Plata, lo que sugiere que esta clase de acciones debería ser capaz de ofrecer un alfa positivo frente a la mediana de su categoría o el índice de referencia de la categoría, el menor de los dos.
El inicio de un viaje salvaje
Enero de 2020 fue un punto de partida interesante. La caída bursátil más rápida de la historia, interrupciones en la cadena de suministro, inflación galopante, ciclos de subidas de tipos nunca vistos y una guerra en Ucrania se sucedieron en los tres años siguientes.
A lo largo de todo ello, nuestro firme compromiso de reservar 1.000 coronas en el fondo se ha mantenido sólido. Y a pesar de muchos sobresaltos, el mercado de valores ha repuntado una y otra vez.
En el último año, la histórica debilidad de la corona también ha jugado a nuestro favor, al menos en lo que respecta a la rentabilidad del fondo... nuestro poder adquisitivo en el extranjero es otra historia. Los fondos invertidos en mercados en los que la moneda local se fortalece frente a la corona verán amplificados sus rendimientos denominados en coronas.
¿Cuál es el secreto para salir ganando? Resulta que no hay que hacer nada y disfrutar del viaje.
La recompensa
En los años transcurridos desde entonces, hemos invertido un total de 90.000 coronas en el fondo. A mediados de septiembre, nuestras inversiones habían crecido un 45,60%, lo que supuso un aumento adicional de 26.000 coronas. Al final no optamos por el yate, sino por prolongar nuestro viaje. Ninguno de las dos habíamos estado antes en Japón, así que allí iremos primero. Después de dos semanas, nos vamos a Bali, donde el resto de la familia se unirá a la fiesta de cumpleaños.
Hay un inconveniente: la moneda sueca se ha visto afectada por una crisis inmobiliaria, unas perspectivas económicas débiles y un margen limitado de actuación del banco central. Si su caída continúa, puede que tengamos que recurrir a otros ahorros durante nuestro viaje. No obstante, nuestro pequeño proyecto de inversión pagará la mayor parte del viaje.
Es bueno mezclar las cosas
Es preferible mantener este tipo de actividad especulativa al margen de los planes financieros a largo plazo. Pero apartarme de mi habitual visión a largo plazo y de mi aversión al riesgo fue, en términos sencillos, bastante divertido, y pude permitirme un pequeño lujo que de otro modo habría estado fuera de mi alcance.
No me malinterpreten, las inversiones a largo plazo son importantes. Personalmente, encuentro mucho más satisfactorio el equilibrio. Me da la oportunidad de apreciar plenamente la vida aquí y ahora.