El pago de los intereses compensa al inversor por el hecho de que, por ejemplo, 100 EUR prestados en forma de un bono en 2001 no valdrán esos 100 EUR cuando sean devueltos supongamos en 2006. La inflación es la responsable de esa pérdida de poder adquisitivo.
En efecto, a lo largo del tiempo, los precios suben por lo que los inversores quieren recuperar no sólo los 100 EUR s
ino algo más para compensar el efecto de la inflación y obtener también una cierta rentabilidad. Por ejemplo, si la inflación es del 2,5%, el inversor que quiera conseguir una rentabilidad del 4,5% deberá invertir en una obligación que pague un cupón del 7%.
Venta de las obligaciones
El gestor que mantenga una obligación hasta vencimiento sabe exactamente qué cantidad va a recibir en esa fecha. Pero evidentemente también tiene la posibilidad de vender esa obligación en el mercado antes de que llegue a vencimiento aunque en este caso no tiene garantías en cuanto al precio que obtendrá.
El precio de un bono o de una obligación va en función de su rendimiento hasta vencimiento o tasa interna de rentabilidad (o TIR - la TIR es la rentabilidad que obtendría un inversor que mantuviera la obligación hasta vencimiento pero con la condición de que pueda reinvertir los cupones a esta misma rentabilidad). Esa tasa interna de rentabilidad es una medida de lo que el mercado está dispuesto a pagar por esa obligación.
El precio y la TIR tienen una relación inversa. Si las TIR suben, el precio de las obligaciones disminuye y, a la inversa, cuando las TIR bajan, el precio de las obligaciones aumenta. Tomemos, por ejemplo, un bono con una TIR del 7%. Si esa TIR aumenta hasta el 10%, en este caso el precio registra una caída. Es decir, el inversor está dispuesto a pagar menos por el mismo flujo de pagos futuros. Si, por el contrario, la TIR baja hasta el 5%, entonces el precio de la obligación sube ya que el inversor está dispuesto a pagar más por el mismo flujo de caja.
Tipos de interés
Cuando el precio de las acciones cae o cuando la economía está débil, las obligaciones aumentan su atractivo. Esto se debe a que el precio de las obligaciones se mueve en sentido contrario a los tipos de interés. En efecto, cuando la actividad económica está floja, los bancos centrales suelen bajar sus tipos de interés para estimular la economía. Por lo tanto, cuando bajan los tipos de interés, sube el precio de las obligaciones y, a la inversa, cuando suben los tipos de interés (una medida habitualmente utilizada para combatir la inflación), cae el precio de las obligaciones.
Riesgo de divisa
Otro elemento que afecta a la rentabilidad de una inversión en una obligación o en un fondo de obligaciones es el riesgo de divisa. El inversor español puede en efecto comprar obligaciones o fondos de obligaciones denominados en otras divisas que el euro (dólares norteamericanos, libras esterlinas, yenes japoneses,...).
Este tipo de obligaciones llevan añadido un riesgo adicional. En la rentabilidad de una obligación no sólo interviene el impacto de los tipos de interés sino también el movimiento de las divisas en la que está denominada esa obligación.
Expectativas de los gestores
Es importante recordar que los gestores de fondos de renta fija siempre intentan anticiparse a la situación actual. Los periodicos pueden estar llenos de malas noticias sobre la economía o los resultados de las empresas, pero si los gestores preven una mejoría en la situación, entonces pueden asumir algo más de riesgo comprando obligaciones de empresas privadas en vez de deuda pública, más segura.
De la misma forma si el gestor opina que la situación puede empeorar, entonces puede preferir invertir en obligaciones que tengan un mayor grado de seguridad.