Cuando un gestor de fondos deja su empresa para unirse a un competidor o iniciar su propio negocio, los inversores se preguntan si deben permanecer con la gestora o seguir al gestor.
Un estudio de Morningstar examina los datos históricos de los fondos domiciliados en Europa y Estados Unidos durante los últimos 30 años para ver hasta qué punto los gestores de fondos han sido capaces de transferir sus habilidades de inversión y su potencial alfa de su antigua empresa a la nueva.
El alfa mide la capacidad de un gestor para añadir valor mediante la selección de valores o instrumentos financieros dentro de su mandato de gestión.
Los resultados del estudio muestran que los gestores de fondos que cambian de empresa suelen tener una rentabilidad atractiva. Sin embargo, los inversores deben mostrarse escépticos ante la posibilidad de que gestores de carteras con un sólido historial puedan transferir sus conocimientos de inversión sin problemas.
Los resultados pasados no son un indicador fiable de los resultados futuros
En término medio, los gestores tienden a producir menos alfa en su nueva empresa a largo plazo que en la anterior. Dicho esto, algunos gestores han realizado con éxito la transición a su nueva empresa y han seguido generando rendimientos superiores para los inversores.
En todo caso, basarse únicamente en el historial inicial para identificar a los mejores a seguir es un juego de perdedores.
Factores a considerar más allá de la rentabilidad
Basándonos en nuestra experiencia, existen otros factores que influyen en el éxito de un traspaso y que los inversores deberían considerar detenidamente.
Alineación de la filosofía de inversión: No es muy habitual que la trayectoria y la filosofía de inversión de un gestor sean completa y directamente aplicables a la nueva estrategia. La nueva empresa puede tener un proceso o enfoque de inversión diferente. Esto puede repercutir en la transferencia de competencias de inversión. Cuanto más se acerquen las dos filosofías de inversión, mejor.
Apoyo y recursos: Es importante comparar los recursos de la antigua y la nueva gestora. El apoyo analítico, la experiencia interna y las herramientas que los gestores de fondos utilizaban en su anterior empresa probablemente desempeñaron un papel en la generación de rendimientos superiores. La nueva empresa debe proporcionar recursos comparables o mejores, como herramientas de investigación y análisis, para apoyar el enfoque de inversión del gestor del fondo. Sin los recursos adecuados, es posible que los gestores no puedan aplicar eficazmente su estrategia de inversión.
Cultura empresarial: los gestores de fondos deben adaptarse a la nueva cultura y valores para poder transferir sus competencias con eficacia. Las gestoras con buenas prácticas de gestión tienen una mejor base para una transición exitosa. Estas gestoras operan dentro de su círculo de competencia, hacen un trabajo respetable para alinear los intereses de los gestores con los de los inversores en sus fondos y cobran comisiones razonables. Puede que merezca la pena analizar cómo ha gestionado una empresa la integración de gestores de fondos en el pasado.
Equipo de gestión: Si los gestores de fondos se incorporan a un equipo ya establecido, tendrán que adaptarse a la dinámica de equipo existente. Además, si el gestor ha trabajado anteriormente en un sistema de gestión centralizado, puede resultar difícil hacer hincapié en el trabajo en equipo en la nueva empresa. En general, es probable que una dinámica de equipo positiva aumente la probabilidad de que los directivos puedan aplicar sus competencias con eficacia.
Costes: Las comisiones son una parte esencial de la ecuación. Si las comisiones que cobra el nuevo fondo son significativamente superiores a las del fondo anterior, puede ser un factor decisivo. No importa lo talentoso que sea el gestor de la cartera y lo bien que se haga la transición desde el principio, si las comisiones son demasiado elevadas en la nueva tienda, los inversores pueden salir perdiendo a largo plazo.