A veces los mercados no reaccionan como uno espera. Por ejemplo, las acciones europeas. En los últimos 3 meses, han superado a las acciones estadounidenses en una escala no vista desde el año 2000.
"El rendimiento de Europa por encima de EE.UU. es el mejor (...) tanto en términos de magnitud como de éxito diario del SX5E batiendo al S&P", escriben los estrategas de Morgan Stanley en una nota con fecha del 16 de enero.
Esto puede resultar sorprendente, ya que los inversores esperaban que Europa sufriera una recesión antes que Estados Unidos, teniendo en cuenta que el conflicto entre Rusia y Ucrania sigue haciendo estragos, lo que pone en entredicho los precios de la energía, que afectarían a la confianza de las empresas y los consumidores.
Según el banco estadounidense, las razones de este rendimiento superior son cuatro:
1) "una economía más resistente en Europa que en EE.UU. (el IFO supera al ISM);
2) precios del gas más bajos;
3) mayor exposición de Europa a China;
4) mejores revisiones de beneficios en Europa que en EE.UU.".
¿Durará esta mayor rentabilidad?
Todavía hay algunos catalizadores que podrían ayudar a mantener este rendimiento superior en un futuro próximo.
El primero son las entradas de dinero, ya que la renta variable europea ha sufrido importantes salidas en 2022, aunque últimamente se ha producido una inversión de esta tendencia. En Estados Unidos, los fondos de renta variable han vivido su peor año en términos de salidas de flujos.
Los múltiplos de valoración podrían servir de apoyo adicional, ya que la renta variable europea cotiza con descuento respecto a la estadounidense. Este descuento podría reducirse en la medida en que disminuyan los temores de recesión y los beneficios sigan revisándose al alza. En este sentido, es de esperar que la próxima temporada de resultados aporte algo de claridad a medida que las empresas europeas publiquen sus previsiones para 2023.
Algunos inversores se decantan por las empresas de pequeña y mediana capitalización, por considerar que han alcanzado valoraciones atractivas y podrían beneficiarse de un mayor crecimiento de los beneficios cuando se recupere el entorno macroeconómico.
Por último, la confirmación de una ralentización de la inflación subyacente en Europa podría provocar una pausa en la política restrictiva del BCE, lo que podría favorecer la bajada de los tipos y la subida de la renta variable.
¿Dónde están los riesgos?
Algunos países lo están haciendo muy bien, como Francia. El liderazgo de Europa podría cambiar, con Alemania a la cabeza, especialmente si sus mayores exportadores (automóviles, bienes de equipo) se benefician de la reapertura de la economía china.
Otro riesgo es que los inversores proclamen la victoria sobre la inflación demasiado pronto y malinterpreten las intenciones de los bancos centrales.
La recogida de beneficios en la renta variable europea también podría desencadenarse por un "descenso de los indicadores macroeconómicos europeos, un repunte de los precios del gas o la apreciación del euro, que pesa sobre las expectativas de beneficios", señala Morgan Stanley.
Sin embargo, las curvas de rendimiento siguen invertidas, lo que significa que los mercados de renta fija siguen considerando que el riesgo de recesión está presente.
Una amenaza que la mayoría de los mercados de renta variable ignoran por