No. No voy a poner en cuestión la famosa coletilla de que “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”. Por supuesto que el haber conseguido un buen resultado en el pasado no garantiza que se vaya a repetir la misma experiencia en el futuro.
Sí, pienso que las rentabilidades pasadas sirven para mucho. Ofrecen mucha información al inversor. ¿Que hay que tener en cuenta también el riesgo?… Desde luego, pero es la única forma que tenemos de medir si el fondo lo ha hecho bien o lo ha hecho mal respecto a la media de su categoría. El fondo no compite solo. Compite contra una horda de otros fondos que quieren sustraerle sus partícipes. Es un mundo cruel. Es tan cruel que incluso obteniendo muy buenos resultados no garantiza el éxito.
Pero no me refería a esto al preguntarme si sirven de algo las rentabilidades pasadas. Me hacía esa pregunta porque creo que estamos, a nivel macroeconómico, en un punto de inflexión crucial, nunca visto en estas últimas décadas.
Todo es posible en el futuro, pero lo más probable es que el periodo de bajos tipos de interés (incluso de tipos de interés negativos), de bajas tasas de inflación (con China inundando el mundo de bienes a bajo coste), de bajos precios de la energía (está claro que la guerra de Ucrania tendrá consecuencias a medio plazo) y de globalización mundial (el Covid ha puesto de manifiesto las deficiencias de las cadenas de suministro) no vuelva a repetirse. Veo difícil volver al mismo punto.
¿Y eso qué relación tiene con las rentabilidades de los fondos? Pues que el terreno de juego ha cambiado. No hablo de que un estilo de inversión pueda hacerlo mejor que otro. Eso ya lo estamos viendo. El “value” ha vuelto a sacar pecho tras años en la sombra y está recuperando a marchas forzadas su diferencial de rentabilidad respecto al “growth” (como vemos en el Style Box del mercado europeo).
Me refiero a cambios más profundos, más allá de la distinción por estilo de inversión. Me refiero a que, dentro de un mismo segmento, de un mismo sector, de una misma industria, los ganadores del pasado puedan que no sean los ganadores del futuro.
Un gestor puede haber dado con la tecla de sacar buenos resultados, de encontrar esos ganadores del pasado, pero eso no garantiza que la misma tecla sirva para dar con los ganadores del futuro.
Porque convendréis conmigo que no es lo mismo gestionar en un entorno como el de los últimos 10 años que en el entorno de los años 70.
Habrá, por lo tanto, que estar más encima de las rentabilidades de corto plazo, más que en el pasado desde luego, para apreciar como los gestores se adaptan a este nuevo entorno. El mantra de “olvídese de las rentabilidades a corto plazo y céntrese en las rentabilidades a largo plazo” tiene sentido en un entorno estable. Menos cuando la partida se juega en un nuevo terreno.