El 8 de junio se celebró el Día Mundial de los Océanos, una iniciativa de las Naciones Unidas para concienciar sobre el papel esencial que desempeñan los océanos en la vida del planeta, en consonancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14 de la ONU sobre la vida submarina, la preservación de los océanos y el uso sostenible de los recursos marinos.
En primer lugar, es importante comprender el enorme valor económico del océano. Según el WWF, si el océano fuera un país, sería la séptima economía del mundo. El valor de la pesca, las rutas marítimas, el turismo costero, el transporte, los productos marinos para la industria farmacéutica y muchos otros servicios y productos oceánicos se estima en 24 billones de dólares.
La economía (verde) teñida de azul
Por eso no es casualidad que el concepto de economía azul haya surgido en los últimos años. Acuñado en 2010 por el economista belga Gunter Pauli, identifica un modelo de economía sostenible, capaz de mitigar el impacto sobre la salud de nuestros mares y océanos. Se puede afirmar que la economía azul es una evolución de la economía verde, aplicada a todas las actividades relacionadas de algún modo con los mares.
La idea es revolucionar actividades como la pesca, la construcción naval, el transporte marítimo, el turismo de playa y otras. El modelo de economía azul también pretende crear un sistema económico sostenible mediante la innovación tecnológica y el desarrollo de principios físicos.
Los campos de aplicación más avanzados tecnológicamente del pensamiento azul se refieren a la producción de energía renovable a partir del mar, desde la energía eólica marina hasta los paneles fotovoltaicos flotantes. Igualmente importante es la bioeconomía, que abarca la producción de peces y algas y la biotecnología.
También hay muchas actividades relacionadas con el sector marino. "Con tantas empresas e industrias que dependen del océano, es necesario tomarse mucho más en serio los retos que plantean la contaminación, el cambio climático, la subida del nivel del mar, el desarrollo de infraestructuras perjudiciales y las malas prácticas industriales", comenta Daniel Bowie-MacDonald, especialista en inversiones de abrdn, un gestor de activos que colabora con la Unesco para crear un curso de "alfabetización oceánica".
También un reto financiero
"Como inversores, es nuestro deber entender estos riesgos y dialogar con las empresas en las que invertimos para favorecer formas más sostenibles de utilizar este recurso. Quienes invierten en empresas como cadenas hoteleras, contenedores marítimos, vacunas, piscifactorías, cosméticos y empresas turísticas deben considerar lo mucho que puede estar en juego si no se presta la debida atención a la salud y sostenibilidad de los océanos", afirma el experto.
Aunque todavía no es un concepto conocido por el gran público, la economía azul parece tener ya sus puertas abiertas, al menos en términos teóricos: una encuesta independiente promovida por la organización sin ánimo de lucro MSC Marine Stewardship Council y realizada por la consultora GlobeScan demostró que la mayoría de los consumidores están preocupados por el estado de los océanos, con porcentajes que van desde el 97% en Portugal hasta el 84% en China y el 93% en Italia (la encuesta se realizó en 2020 en 23 países y contó con la participación de casi 26 mil personas).
"Todo el mundo se beneficia de una mejor salud de los océanos", explica Bowie-MacDonald. "La mejor manera de garantizar la salud futura de los océanos del mundo y su vida marina es comprender mejor su importancia y los retos a los que se enfrentan. Al conocer los océanos, los inversores pueden identificar mejor tanto los riesgos como las numerosas oportunidades asociadas a los océanos. También podremos interactuar más conscientemente con el enorme número de empresas e industrias que tienen al océano como su alma".
La buena noticia es que parece que -quién sabe por cuánto tiempo más- aún se está a tiempo de cambiar el rumbo: según un estudio publicado en la revista científica Nature, si se ponen en marcha medidas adecuadas contra el cambio climático y se frenan actividades como la sobrepesca y la contaminación, los océanos aún pueden recuperar la salud.
Un poco de océano en su cartera
En la explosión de fondos temáticos que ha experimentado el mercado europeo en los dos últimos años, no podían faltar las estrategias centradas en la salud de los océanos. Actualmente, los inversores pueden elegir entre tres opciones diferentes expuestas expresamente a la economía azul.
El BNP Paribas Easy - ECPI Global ESG Blue Economy ETF se lanzó en septiembre de 2020. Replica el índice ECPI Global ESG Blue Economy, compuesto por 50 empresas de gran capitalización activas en el uso sostenible de los recursos oceánicos para fomentar el crecimiento económico y mejorar los medios de vida y el empleo, preservando al mismo tiempo la salud de los ecosistemas oceánicos. Aparecen en cinco categorías: medios de vida costeros (protección, ecoturismo), energía y recursos (eólica, hidroeléctrica), pesca sostenible, reducción de la contaminación y transporte marítimo.
Unos días más tarde llegó el Credit Suisse Rockefeller Ocean Engagement Fund, un fondo de gestión activa que invierte a nivel mundial en empresas comprometidas con la comprensión del impacto medioambiental y social de la salud de los océanos. La cartera se centra en empresas que pretenden minimizar la contaminación por plástico, mitigar el aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos y ayudar a mejorar las prácticas de pesca sostenible.
Por último, en marzo de 2021 se lanzó otro fondo activo, el DWS Concept ESG Blue Economy, que se centra en las empresas que se dedican principalmente a la restauración, protección o mantenimiento de ecosistemas marinos diversos, productivos y resilientes o a la disponibilidad de agua limpia y saneamiento, pero también en empresas con objetivos relacionados con la salud de los océanos y el agua o que se dedican a la gestión de los riesgos del agua o que tienen una clara intención de reducir los riesgos para los entornos oceánicos o de mejorar los segmentos de negocio del agua orientándolos hacia soluciones.
Aparte de algunas empresas que figuran en el Top 10 de los valores más importantes de las tres carteras, como el productor noruego de salmón Mowi ASA (MOWI), las tres estrategias son bastante diferentes entre sí: la matriz subyacente muestra la Puntuación de Similitud, que es un parámetro que muestra los valores en común entre los fondos y los pondera por activos.
Morningstar Similarity Score
Source: Morningstar Direct.