En los últimos tres meses, la caída de los valores tecnológicos, provocado por la subida de los tipos de interés, no ha perdonado a ningún subsector.
Esto es especialmente cierto en el caso de las empresas de computación en nube. El Cloud Computing (o computación en la nube) podría definirse como una revolución en la forma de organizar, gestionar y distribuir los recursos informáticos. Su definición operativa anuncia un modelo informático que permite un acceso fácil y a la carta, a través de la red, a un conjunto compartido de recursos informáticos configurables (según la definición del National Institute of Standards and Technology).
Diferentes modelos
En los últimos quince años han surgido varios modelos de distribución de estos recursos, ya sea el uso de software ("Software as a Service", donde el usuario accede a una aplicación a distancia), de plataformas informáticas ("Platform as a Service", donde un usuario despliega sus aplicaciones en una infraestructura de terceros) o de infraestructuras ("Infrastructure as a Service", donde el usuario alquila recursos informáticos).
Otras aplicaciones han surgido en el ámbito de las comunicaciones o de otras funciones dentro de las empresas, lo que ha provocado una oleada de inversiones que se ha visto amplificada por la pandemia del COVID-19 y la reorganización de los métodos de trabajo (teletrabajo, organización híbrida, etc.).
De 1 a 200.000 millones de dólares
En este universo, los pesos pesados con una larga trayectoria, como Adobe ("Wide Moat"), Salesforce ("Wide Moat") o PayPal ("Narrow Moat"), tienen una capitalización de mercado cercana o superior a los 200.000 millones de dólares.
Están al lado de "niños pequeños" como Yext, Agora, Bigcommerce, PagerDuty, Box y Qualys, que valen menos de 5.000 millones de dólares en bolsa y a menudo tienen pérdidas de explotación, pero algunas de ellas están haciendo crecer su negocio muy rápidamente.
Volatilidad
En pocos años, muchas empresas (en su mayoría fundadas y cotizadas en Estados Unidos) han experimentado una explosión en su valoración. Esta dinámica es captada por índices específicos, en particular el BVP Nasdaq Emerging Cloud Index. En los últimos tres años, el índice casi ha duplicado su valor (+98%), superando al NASDAQ (+89%) y al S&P 500 (+64%). Pero en los últimos tres meses ha caído un 33%, mientras que el NASDAQ ha caído un 12% y el S&P 500 un 4%.
Valoraciones estratosféricas
A 28 de enero de 2022, el índice tenía una valoración mediana de 10,1 veces los ingresos anualizados y 8,4 veces los ingresos previstos, en comparación con un múltiplo de alrededor de 3 veces para el S&P 500.
Algunas empresas tienen ratios en torno a 25-30x, como Snowflake ("No Moat") a 34x que vale 37x los ingresos previstos, Datadog ("Narrow Moat") a 29x, Cloudflare a 28x, o Zscaler ("Narrow Moat") a 27x o Atlassian ("Narrow Moat") a 25x.
Estos niveles de valoración significan que los inversores esperan que estas empresas tengan un crecimiento empresarial fuerte y sostenible.
También significa que tendrán que ser capaces de mantener su ventaja competitiva durante 25-30 años, en segmentos de mercado en los que las barreras de entrada pueden ser muy bajas y el reto es conseguir que los clientes se "enganchen" a las soluciones que se les ofrecen.
Los analistas de Morningstar califican algunas de estas empresas como "Narrow Moat", lo que significa que creen que estas empresas deberían ser capaces de mantener su ventaja competitiva durante unos diez años.
Esto es bueno, pero probablemente no lo suficiente para justificar valoraciones tan altas como las de algunos de los valores mencionados anteriormente.