¿Qué es el riesgo? En el mundo de las inversiones, existen diferentes definiciones de este elemento en función del instrumento con el que se trate y de la propensión personal a afrontarlo. Para utilizar una definición general, se puede decir que, al invertir, el riesgo es la posibilidad de que la rentabilidad sea peor de lo esperado, lo que lleva a la pérdida, en parte o en su totalidad, del valor de la inversión.
Hacer una lista de activos considerados de riesgo es tan difícil como definir el riesgo en sí. Sin embargo, hay algunos instrumentos que están entrando cada vez más en las carteras de los inversores y que conllevan riesgos que quizás no todo el mundo conoce (las criptodivisas y los llamados "meme stocks" son algunos de los activos de riesgo más populares del momento). En este artículo, analizamos tres tipos de inversión más convencionales que podrían conllevar más riesgo del que usted cree.
Bonos de países emergentes
Los bonos emitidos por Estados soberanos están denominados en moneda local o en la de un mercado desarrollado (moneda fuerte, normalmente el dólar estadounidense).
Esto crea dos subsectores distintos dentro de los bonos de mercados emergentes y el riesgo de tipo de cambio es la línea divisoria que los inversores deben tener en cuenta entre ambos. "Las fluctuaciones monetarias, por ejemplo, son el principal motor de rentabilidad del mercado en moneda local", afirma Neal Kosciulek, analista de Morningstar Research Services.
Los bonos emitidos por los gobiernos de los mercados emergentes conllevan un riesgo crediticio adicional en comparación con los bonos soberanos de los mercados desarrollados, ya que existe una mayor incertidumbre sobre su capacidad para cumplir con sus obligaciones. "La incertidumbre viene determinada por varios factores, entre ellos la capacidad del país para hacer que los ciudadanos paguen impuestos y puedan gestionar sus finanzas de forma responsable", dice Kosciulek.
Otro problema es averiguar qué índice de referencia seguir. "Al igual que con los índices de renta variable de los mercados emergentes, las definiciones de los proveedores de índices de referencia de los emisores de bonos emergentes varían", dice el analista. "Determinar si Corea del Sur es un país emergente o desarrollado, por ejemplo, puede tener implicaciones en la composición de la cartera".
La diferenciación entre ambos tipos puede llevar a los inversores por dos caminos muy distintos. "Los bonos en moneda local son básicamente una apuesta por los movimientos del dólar, mientras que los bonos en moneda fuerte son un medio para expresar la opinión sobre la capacidad de un país para cumplir con sus obligaciones".
¿Demasiados riesgos?
Pero, independientemente del instrumento elegido, Kosciulek afirma que es difícil que el resultado sea óptimo, teniendo en cuenta el papel que tradicionalmente debe tener un fondo de bonos emergentes en una cartera diversificada. "Incluso en el actual entorno de bajos tipos de interés, el rendimiento que obtienen los inversores probablemente no sea proporcional al riesgo", afirma. "Y la correlación de estos mercados con la renta variable reduce su atractivo como diversificadores".
ETFs mono-país
"El interés por los fondos de países (también conocidos como ETFs mono-país) es un elemento que siempre nos preocupa", afirma William Samuel Rocco, analista de fondos de Morningstar. "A menudo se utilizan para seguir países que, en un momento dado, se consideran calientes. Y esta es siempre una actitud peligrosa. Hemos comprobado que los inversores no siempre perciben lo arriesgados que pueden ser o cómo utilizarlos adecuadamente".
En resumen, estos fondos sólo tienen sentido para determinados tipos de inversores. "Por ejemplo, los que quieren construir una cartera diversificada geográficamente", dice Rocco. "O los que se dan cuenta de que tienen muy poca exposición a un mercado específico".
Sin embargo, centrarse en un país concreto no siempre garantiza una exposición real a esa zona. Esto puede comprobarse observando la exposición a los ingresos (donde las empresas obtienen sus beneficios) de los valores que forman parte de una determinada cartera. Un inversor que compra un fondo de renta variable de pequeña capitalización del Reino Unido, por ejemplo, en realidad está incluyendo en su cartera empresas cuya fortuna depende en parte (casi un 20%, por término medio) del negocio que producen en Estados Unidos.
¡Ojo con el sesgo de país!
Un error común con los fondos dedicados a países concretos es comprar un instrumento (o un activo) dedicado a una zona geográfica que los inversores conocen bien (en finanzas este comportamiento se denomina sesgo país). "Antes de la llegada de Internet, los inversores tenían poca información sobre las empresas que estaban fuera de sus fronteras. Así que era natural, sobre todo para los más precavidos, comprar acciones de las que tenían mucha información", dice Iam Tam, analista de inversiones de Morningstar. "Esto llevaba a una sobreexposición a la renta variable del propio país. Los inversores de hoy tienen mucha más información, pero el comportamiento es el mismo. Los inversores de renta variable suelen buscar información sobre su mercado local, para mantenerse en su zona de confort. Es una actitud comprensible, pero, desde el punto de vista de la diversificación y el rendimiento, supone una penalización".
Small caps
Las empresas se consideran de gran, mediana o pequeña capitalización en función de su capitalización bursátil. Morningstar adopta un enfoque flexible, atribuyendo cada empresa a un área geográfica (Estados Unidos, América Latina, Canadá, Europa, Japón, Asia ex-Japón, Australia-Nueva Zelanda). A continuación, las empresas se evalúan en función de su posición dentro del área a la que pertenecen. Las large caps son las que cubren el 70% del valor total de las acciones de esa zona, las mid caps representan el siguiente 20% y las small caps el 10% restante.
Una definición común dice que las acciones de gran capitalización tienen una capitalización de mercado de al menos 8.800 millones de euros, las de mediana capitalización se sitúan en el rango de 1.800 a 8.800 millones de euros, y las de pequeña capitalización oscilan entre 220 millones y 1.800 millones de euros.
Oportunidades y riesgos de las pequeñas capitalizaciones
Las empresas de pequeña capitalización suelen ofrecer una mayor rentabilidad a largo plazo, pero los inversores deben estar preparados para soportar fases de considerable volatilidad.
Estas empresas son menos conocidas por el mercado, lo que significa que existe una mayor oportunidad para que algunos gestores activos especialmente cuidadosos hagan buenas elecciones dentro del sector y superen la rentabilidad del índice. Pero, junto con las mejores perspectivas de crecimiento, también existe la posibilidad de que se produzcan retrocesos.
En general, las empresas de pequeña capitalización ofrecen una mejor alineación de intereses entre los inversores y el consejo de administración de una empresa (que a menudo coincide con la familia que la fundó) que, incluso cuando las cosas van mal, no abandona el barco.
"Los valores de pequeña capitalización suelen ser más volátiles que sus homólogos de mayor tamaño y deben tener su lugar en una cartera bien diversificada", afirma Alex Bryan, analista de Morningstar.
Determine sus niveles de riesgo
¿Qué riesgo debe asumir un inversor al invertir? Los inversores pueden determinar sus niveles de riesgo siguiendo tres pasos.
- Establezca sus objetivos. Determine, cuantifique y priorice sus objetivos de inversión. Esto es necesario porque los diferentes objetivos -como un fondo de emergencia, la jubilación o el pago inicial de una casa o un coche- tienen diferentes plazos que requieren diferentes niveles de riesgo.
- Evalúe su capacidad de riesgo para determinar la asignación general de riesgos. La capacidad de riesgo le ayuda a comprender la cantidad óptima de riesgo que podría asumir para maximizar la posibilidad de alcanzar su objetivo, dependiendo de lo lejos que esté de ese objetivo. Si está más lejos, puede soportar el riesgo de que su cartera pierda dinero durante períodos cortos. Estos baches se suavizan con el tiempo, y los inversores tienden a obtener una mayor rentabilidad por soportar más riesgo.
- Ajuste la capacidad de riesgo en función de su tolerancia al riesgo. Su capacidad de riesgo debería dictar en gran medida su nivel de riesgo, pero también podría examinar cómo le hacen sentir las oscilaciones del mercado. Las pérdidas a corto plazo no arruinarán la rentabilidad a largo plazo, pero ¿hasta qué punto le hace sentir incómodo un descenso del 40% de la cartera? Es difícil saberlo hasta que se produzca esa situación, pero si cree que le haría sentir incómodo, es posible que tenga una menor tolerancia al riesgo. Comprenda la cantidad óptima de riesgo que podría asumir para maximizar la posibilidad de alcanzar su objetivo, dependiendo de lo lejos que esté de ese objetivo.