El dividendo es el factor que muchos inversores quieren de una acción, pero ¿son estos pagos de ingresos realmente tan importantes como la gente parece pensar?
Porque, aunque hay muchas razones para que nos gusten los dividendos (indican que la empresa es disciplinada, aumentan la rentabilidad y son una señal de que una empresa valora a sus accionistas, por nombrar sólo algunas), no son la única forma de generar ingresos. Y para los inversores más jóvenes, que todavía están construyendo su patrimonio de inversión, los ingresos pueden no ser tan importantes o menos importantes que otras consideraciones.
He aquí algunas razones por las que los inversores podrían considerar que los dividendos se sitúen en la parte inferior de su lista de prioridades:
1. Las empresas pueden recompensar a los accionistas de otras maneras
Para los no iniciados, un dividendo es una forma en que las empresas devuelven parte de sus beneficios a sus accionistas. Pero no son la única forma en que las empresas pueden hacerlo. Algunas empresas prefieren utilizar la recompra de acciones como herramienta para recompensar a sus inversores. En este caso, la empresa recompra sus propias acciones. Además de hacer subir el precio de las acciones, se reduce el número de acciones en circulación, lo que da a cada inversor una mayor participación en la empresa.
2. El crecimiento puede ser más gratificante
Otras empresas prefieren reinvertir el dinero sobrante en su negocio para que pueda crecer más. Estas son, como habrá adivinado, las llamadas empresas de crecimiento. Los accionistas de estas empresas disfrutan de los frutos de esta estrategia, ya que el negocio crece y -con suerte- el precio de las acciones aumenta, proporcionándoles un retorno de capital. "En teoría, si uno tiene grandes oportunidades de crecimiento, ¿por qué querría distribuir beneficios a los accionistas cuando podría utilizarlos para generar rendimientos de capital?", dice Mike Coop, gestor de carteras de Morningstar Investment Management. Pero afirma que es importante que las empresas crezcan y se expandan de forma sensata y sostenible, o podrían acabar destruyendo su valor en lugar de hacerlo crecer.
3. La rentabilidad por dividendo puede ser engañosa
La rentabilidad por dividendo suele ser el punto de partida para muchos inversores que buscan ingresos y es fácil asumir que cuanto más alto sea esa rentabilidad, mejores serán los ingresos. Pero la rentabilidad por dividendo es una métrica fluida, y una rentabilidad muy alta puede indicar en realidad una empresa en dificultades. La rentabilidad por dividendo es simplemente el dividendo de la empresa expresado como porcentaje de su cotización actual. Una acción con un precio de 100 euros que paga un dividendo de 5 euros por acción tendría una rentabilidad por dividendo del 5%. Si el precio de la acción cae a 50 euros, el dividendo de 5 euros equivale ahora a una rentabilidad del 10%. Esto puede parecer atractivo, pero una cotización que se ha reducido a la mitad puede ser motivo de preocupación.
4. Y también puede serlo el dividendo
A veces, las empresas se ven obligadas a pagar un dividendo que realmente no pueden pagar porque temen la reacción del mercado si lo reducen o recortan. Eso ocurrió, por ejemplo, en el periodo previo a la crisis del Covid-19. Demasiadas empresas se habían convertido en rehenes del pago de dividendos que no podían permitirse y, de hecho, estaban privando a sus negocios de una inversión muy necesaria. Algunos analistas sostienen que los recortes generalizados de dividendos del año pasado fueron algo positivo, ya que permitirán a las empresas volver a fijar sus pagos a un nivel más sostenible cuando puedan restablecerlos. Una forma de comprobarlo es observar la cobertura de dividendos de una acción, un ratio que indica cuántas veces puede permitirse una empresa pagar su dividendo con sus beneficios. Todo lo que esté por debajo de 1 indica que la empresa no puede permitirse el pago, y a los inversores les suele gustar que el ratio sea de al menos 2.
5. Hay otras inversiones que generan ingresos
Para aquellos inversores que necesiten ingresos, hay otros lugares donde buscar aparte de los dividendos. Históricamente, los inversores han recurrido a los bonos del Estado como fuente estable de ingresos, pero en un mundo en el que los tipos de interés están por los suelos, muchos de ellos apenas rinden o no rinden nada (o, en algunos casos, incluso pagan una rentabilidad negativa, lo que supone una pérdida). Sin embargo, si se mira más allá, todavía se pueden obtener ingresos. El analista de Morningstar, José García Zárate, afirma que los bonos del Estado chinos rinden en la actualidad un 3,2%, un porcentaje que supera la inflación, por ejemplo. A muchos analistas también les gusta la deuda de los mercados emergentes. Indican que la gente ha tardado mucho en verla como una fuente de ingresos viable, pero se trata efectivamente de bonos del Estado con una rentabilidad superior a la habitual. Fuera del mundo de la renta fija, los activos inmobiliarios y de infraestructuras también pueden producir unos ingresos decentes, procedentes de los alquileres pagados por los inquilinos de los inmuebles, o de la organización del arrendamiento de las infraestructuras.
6. Puede pagar su propio dividendo
No tiene que esperar a que una empresa le pague un dividendo: ¡páguese uno usted mismo! La práctica de retirar parte de los beneficios de su cartera es una forma perfectamente válida de generar algunos ingresos. Teniendo en cuenta los bajos tipos de interés y el hecho de que la rentabilidad por dividendo puede ser difícil de encontrar, esta podría ser una buena estrategia para muchos inversores en este momento. El índice Morningstar Global Markets, por ejemplo, ha ofrecido una rentabilidad anualizada del 8,85% en los últimos 10 años. Esto significa que un inversor podría obtener una renta del 5% de sus beneficios y seguir haciendo crecer su dinero a un ritmo mayor que la inflación. El peligro aquí, por supuesto, es que las rentabilidades del mercado de renta variable no suelen ser lineales y puede haber años sin rendimientos positivos.