Nota: este artículo lo publiqué tal cual a principios del 2018 y a principios de 2019. Nada ha cambiado desde entonces.
Mi primer deseo sería que el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Economía se dieran cuenta de que una forma de dinamizar la industria de gestión de activos es equiparando la fiscalidad de los ETFs (los que cotizan en nuestro país y los que no) con la de los fondos de inversión. Les harían un gran favor a los inversores. Hay todavía muchos partícipes “atrapados” en productos caros que son incapaces ya no digo de batir a sus índices de referencia sino simplemente a la media de sus competidores.
Como es difícil que este primer deseo se cumpla a corto plazo, ahí va mi segundo deseo que creo también puede aportar competencia y savia nueva en el mundo de la gestión colectiva en nuestro país. Me gustaría que una “gran” gestora se decidiese a lanzar fondos índice referenciados a los principales tipos de activo (no sólo de renta variable sino también de renta fija y mixtos también) y en cada uno de los segmentos (no sólo Large Blend, también Small Value, Small Growtgh, etc) con unos costes realmente competitivos (no cobrando más del 1% anual como lo hacen la mayoría de fondos índices españoles ahora mismo sino con un coste claramente por debajo del 0,50% para renta variable y por debajo del 0,25% para renta fija, para poner cifras sobre la mesa) y fácilmente accesibles al inversor de a pie (tanto en lo que respecta a la inversión mínima exigida como a la facilidad para que el inversor compre estos fondos).
Mi tercer deseo tiene que ver con la poca participación de los inversores en los planes de pensiones del sistema individual. Por eso pido al gobierno que se replantee los incentivos fiscales a este vehículo financiero. En mi humilde opinión sería mucho más interesante que el partícipe que aportara dinero a un plan de pensiones se viera directamente e inmediatamente recompensado por esa inversión (y no esperar a cumplimentar la declaración fiscal para deducirse fiscalmente esa aportación). ¿Cómo hacerlo? Por ejemplo, imaginemos que el porcentaje aportado por el Estado sea un 20%. Si uno aporta 8.000 euros a un plan de pensiones, automáticamente esa cantidad subiría a 9.600 euros (8.000 + 20% de 8.000). No sólo uno ve materializada la “ventaja fiscal” sino que además esa aportación adicional se beneficia del interés compuesto que uno pueda conseguir a través del plan.
En fin, soy consciente de que no son deseos fáciles de cumplir… pero espero que alguien día se cumplan.