Al examinar la división activo-pasivo, las entradas de dinero recibidas por los fondos pasivos, que incluyen tanto los fondos indexados como los ETFs, tuvieron una tasa de crecimiento más alta que la de los fondos gestionados activamente. La tasa de crecimiento orgánico de los productos pasivos se situó en el 0,66% en agosto, frente al 0,42% de los fondos activos. En los últimos 12 meses, los fondos pasivos crecieron orgánicamente un 10,3% frente a apenas el 1,9% para los fondos gestionados activamente.
En total, los fondos indexados con vocación a largo plazo registraron entradas netas por valor de 12.000 millones de euros, mientras que los fondos de largo plazo gestionados activamente disfrutaron de unas entradas de 31.000 millones de euros. La cuota de mercado de los fondos índice a largo plazo alcanzó el 20,0% el 31 de agosto, frente al 18,37% un año antes.
Los fondos pasivos de materias primas sufrieron salidas durante el primer mes del año. Hay que remontarse a diciembre de 2016 para ver la mayor salida mensual (750 millones de euros) de los ETFS de metales preciosos. Aunque los fondos de bonos pasivos siguieron teniendo flujos positivos, éstos llegaron a la tasa más lenta desde abril. Las entradas de dinero en fondos pasivos de renta variable también se redujeron en comparación con el promedio de los últimos 12 meses.
Las suscripciones netas a fondos de renta fija gestionados activamente se mantuvieron en el nivel más bajo de la recuperación posterior al coronavirus. Los fondos de renta variable registraron mayores entradas que en junio, pero fueron muy inferiores a los niveles observados en abril, mayo y junio.
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