A simple vista, las comisiones de éxito son una forma ideal para los fondos para cobrar a los inversores: alinean simbióticamente los intereses de los gestores con los intereses de sus inversores. Pero en la práctica no es siempre tan sencillo.
Conocedora de esto, la Autoridad Europea de Valores y Mercados, o ESMA por sus siglas en inglés, ha hecho recientemente una consulta pública sobre las posibles directrices para las comisiones de éxito bajo UCITS.
En concreto, aunque las estructuras de las comisiones por rentabilidad están permitidas, no hay mucho en cuanto a normativas precisas. Esto ha dado lugar al arbitraje regulatorio, además del uso y la aplicación incoherentes de estas estructuras de comisiones en Europa. Hay más de 5.000 fondos UCITS que aplican algún tipo de comisión de éxito, por lo que el establecimiento de unas normas de intervención convergentes es un valioso ejercicio.
A continuación examinamos más detenidamente el estado actual de las comisiones por rentabilidad y nuestras recomendaciones para la ESMA:
Los problemas con las comisiones de éxito
Consideramos que las comisiones de éxito tienen dos retos principales:
Primero, con frecuencia, son extremadamente complicadas, por lo que requieren páginas de texto aclaratorio en los folletos de los fondos. Interpretar cuándo se podrían devengar comisiones y su nivel probable puede ser difícil para los analistas experimentados de Morningstar, y no digamos ya para los inversores individuales.
Segundo, a menudo las comisiones de éxito pesan decididamente en el lado del fondo. En algunos casos hay comisiones de rentabilidad junto con las comisiones de gestión anuales. O peor aún, pueden aplicarse sobre la rentabilidad por encima de objetivos poco exigentes, como cuando un empleado obtiene un bono por cumplir tan solo lo mínimo que espera su empleador.
Obtener un mejor resultado
El logro con más impacto para los inversores podría ser un resumen sencillo y estandarizado de las largas explicaciones de los fondos sobre sus comisiones por rentabilidad.
Por ejemplo, el resumen podría tener la forma de una lista o tabla que incluyera los elementos que se muestran a continuación. Esta lista muestra claramente la información clave, como si hay un índice y si esto es importante para el fondo, el nivel de la comisión y si es limitado o ilimitado y además si la comisión se carga en cualquier resultado extraordinario o solo por encima de un umbral establecido.
- Comisión básica de gestión: 0.90%
- Comisión de rentabilidad: 20%
- Barrera: 0.90%
- Referencia: FTSE 100
- Cota máxima (absoluta, relativa, ninguna): Sí, absoluta
- Periodo de cristalización: 3 años
- Fecha en que se logró la cota máxima por última vez: D/M/A
- Capacidad para restablecer la cota máxima: No
- Fecha del último restablecimiento de la cota máxima: N/A
- Límite de la comisión: 2,50 %
Complementar esta información con un ejemplo en el que se presuponga un escenario específico sería aún más útil.
Lo que le hemos dicho a ESMA sobre las comisiones de éxito
Nuestra última carta de comentarios a la ESMA incluía los siguientes puntos:
Las comunicaciones estandarizadas serían una gran ventaja para los inversores. Estas comunicaciones permitirían a los inversores comparar más fácilmente las condiciones de las comisiones de éxito, formarse una opinión sobre si las consideran justas o no y evaluar el nivel probable de costes.
Los fondos deberían seleccionar un benchmark apropiado. Esto es crucial a la hora de evaluar el rendimiento de los fondos y resulta crítico en el caso de establecer comisiones por rentabilidad. El índice elegido debe reflejar el universo de inversión que el fondo especifica en su objetivo de inversión, como se muestra en su Documento de datos fundamentales para el inversor, o KIID por sus siglas en inglés. El universo de inversión se define por factores como los tipos de compañías, el área geográfica, la divisa y la capitalización bursátil.
Siempre que sea posible, el índice debe calcularse sobre una base equivalente a la del fondo en cuanto a divisa, política de cobertura e ingresos por dividendos.
Los fondos que vinculan la remuneración de algunos de sus gestores a una referencia distinta de la utilizada para cobrar a los inversores merecen un análisis más a fondo.
No es necesario que los fondos solo puedan aplicar una comisión sobre una rentabilidad positiva absoluta. Creemos que este enfoque, que la ESMA ha planteado para su debate, sería indebidamente sancionador. Por ejemplo, supongamos un fondo global que aplica una comisión baja fija y una comisión por rentabilidad basada en el rendimiento extraordinario sobre el Morningstar Global Markets Index. En los periodos en los que el índice pierde valor, pero el fondo pierde menos, sigue siendo justo que el fondo cobre la comisión basándose en ese rendimiento extraordinario.
Además, estas mismas directrices deben aplicarse más allá de los fondos a toda la inversión minorista preempaquetada y a los productos basados en seguros. Si las directrices de las comisiones por rentabilidad de los fondos pretenden ser las mejores prácticas, los inversores minoristas deben esperar prácticas equivalentes sobre productos similares que les venden. Aunque los fondos de inversión alternativos pueden estar menos restringidos en áreas como sus límites de inversión y liquidez, esto no significa que deban estar sujetos a un control menos riguroso al establecer sus comisiones variables con un posible detrimento para los inversores.
Para citar a la ESMA: "La falta de prácticas comunes entre los estados miembros podría provocar incertidumbre en los inversores". Sostenemos que ocurriría lo mismo por la falta de prácticas comunes entre los dos tipos de fondos de inversión más comunes.