En la caída del mercado y su posterior recuperación, los inversores se han centrado mucho en el comportamiento dispar entre el S&P 500 y el Nasdaq. Este último ha tenido, en efecto, una evolución mucho más positiva que el primero, hasta tal punto que su rentabilidad desde principio de año muestra un avance de casi el 10% en dólares, mientras que el S&P 500 registra una pérdida del 5%.
Pero las diferencias de comportamiento también se dan, incluso de forma algo más pronunciada, entre distintos segmentos del mercado, especialmente si el criterio es la calidad de las compañías que constituyen estos segmentos.
Tomemos, por ejemplo, el ejemplo de las ventajas competitivas de las compañías. En Morningstar distinguimos tres segmentos: las compañías con amplia ventaja competitiva (Wide Moat), las compañías con ventaja competitiva estrecha (Narrow Moat) y las compañías sin ventaja competitiva (No Moat). Pues si miramos el comportamiento desde principio de año, apreciamos una clara diferenciación en función de este criterio, como recogemos en el gráfico adjunto: cuanto más amplia la ventaja competitiva, mejor la evolución en lo que llevamos de año.
Nota: el gráfico se ha construido tomando en cuenta los valores del S&P 500
Pero hay otra manera de considerar la calidad de una compañía, mirando su Grado de Salud Financiera. El Financial Health Grade es un rating elaborado por los analistas de Morningstar que incorpora el endeudamiento financiero (ratio activos sobre deuda), la cobertura de flujos de caja (ratio del flujo de caja total sobre la deuda a largo plazo) y la posición en efectivo (ratio cash sobre activos). El Financial Health Grade también penaliza a las compañías que están viendo deteriorándose su salud financiera. Este rating va de A a F, siendo A la mejor nota y F la peor.
En el gráfico siguiente hemos comparado las acciones del S&P 500 en función de este rating de salud financiera y este es resultado. Las diferencias de rentabilidad son aún más pronunciadas, con las compañías con un rating A presentando una rentabilidad positiva del +10% frente a un -39% para las compañías con un rating D.
La conclusión es que hay que mirar más allá del índice o del sector y la calidad del balance es un aspecto importante a la hora de seleccionar una cartera de acciones.