Para muchos, no hay un desafío más apremiante al que se enfrenta la humanidad que el cambio climático. Según la NASA, de los 17 años más cálidos registrados en la historia, 16 han ocurrido desde el año 2001. Un consenso científico atribuye este calentamiento a la actividad humana, principalmente a la quema de combustibles fósiles que emiten dióxido de carbono y otros contaminantes. Estos gases se concentran en la atmósfera terrestre y crean un "efecto invernadero", atrapando el calor que irradia de la Tierra.
Un estudio realizado en 2015 por The Economist Intelligence Unit estimó el potencial financiero de los daños causados por el cambio climático a finales de siglo entre 4,2 y 43 billones de dólares, cifras que ponen en alerta a la industria de seguros y a la de gestión de activos.
Los esfuerzos para combatir el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero son cada vez más urgentes. Las empresas de industrias relacionadas con los combustibles fósiles o con operaciones con alto contenido de carbono se encuentran bajo presión. Los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado se están movilizando - vía impuestos sobre el carbono, incentivando la energía renovable, e incluso desinvirtiendo en combustibles fósiles.
Los inversores también son cada vez más conscientes de los riesgos relacionados con el cambio climático y de la necesidad de abandonar las actividades intensivas en carbono. Cada vez hay más presión sobre los fondos de pensiones y otros gestores de activos para que consideren más detenidamente el riesgo del carbono.
Recientemente Morningstar lanzó al mercado una familia de índices bajo en carbono, unos índices que hacen hincapié en las empresas que están alineadas con la transición a una economía baja en carbono. Los índices van más allá de la huella de carbono, que refleja las emisiones actuales y representa sólo un punto de partida en el análisis del riesgo de carbono. Los índices están impulsados por el Carbon Risk Rating exclusivo de Sustainalytics, que busca medir el posicionamiento de la compañía en un mundo menos dependiente de los combustibles fósiles.
Los índices Low Crabon Risk de Morningstar proporcionan una exposición global a las acciones tanto a nivel de regiones como de sectores, ofreciendo a los inversores un perfil de rentabilidad/riesgo similar al de los índices tradicionales. El índice bajo en carbono muestra una ligera sobreexposición a los sectores de tecnología y de salud y una infraponderación en los sectores de energía, materiales y utilities. Lo curioso es que el índice bajo en carbono está ligeramente más expuesto a industriales. Se debe a que ciertas grandes industrias, como Siemens, están adaptándose muy bien para sobrevivir en una economía baja en carbono.
A nivel regional, el índice está lógicamente más expuesto a mercados desarrollados, pero contrariamente a lo que uno podría suponer, lo que demuestra que los filtros de sostenibilidad no siempre conducen a carteras sobreponderadas en Europa.
Comparado con el índice global Morningstar de grandes y medianas capitalizaciones, el índice Low Carbon Risk muestra un 20% menos de riesgo de carbono y un 30% menos de intensidad en carbono (la intensidad en carbono mide la huella de carbono de una compañía en emisiones de gas invernadero en millones de dólares de ingresos).