El crecimiento de los fondos indexados en Europa ha superado al de los fondos gestionados activamente durante años, y esta tendencia se ha mantenido en 2018. La mayor divergencia se produjo en el segmento de renta fija. Los fondos de renta fija gestionados de forma activa sufrieron salidas de 32.500 millones de euros, mientras que los fondos de renta fija gestionados de forma pasiva disfrutaron de entradas de 30.400 millones de euros durante todo el año. Los fondos índice, que representan el 55% de los activos gestionados en instrumentos de renta fija pasiva, disfrutaron de flujos de entrada de 16.300 millones de euros que se destinaron principalmente a fondos distribuidos a través de Europa, Suiza y el Reino Unido. Los ETFs de bonos consiguieron 14.100 millones de euros netos. Mientras que las salidas de fondos de bonos corporativos (tanto de alto rendimiento como de grado de inversión) fueron un denominador común para los productos activos y pasivos, los fondos de deuda pública en euros y en dólares estadounidenses fueron los grandes ganadores en el lado pasivo. Por el contrario, los inversores rechazaron los fondos de renta fija gestionados activamente en euros y en dólares estadounidenses. Esto indica que los inversores se inclinan cada vez más hacia productos baratos y pasivos cuando buscaban exposición a bonos gubernamentales en mercados de bajo rendimiento.
A pesar de que los fondos de renta variable pasiva sufrieron salidas en diciembre - sólo el tercer mes negativo de flujos desde abril de 2016 - la demanda fue sólida para los seguidores de índices en 2018 si tenemos en cuenta las turbulencias del mercado. La tasa de crecimiento orgánico, que mide el porcentaje de flujos sobre el crecimiento de los activos, se situó en el 5,6% para el crecimiento de los fondos de renta variable pasiva en 2018. Los fondos de renta variable gestionados activamente tuvieron entradas por valor de 24.400 millones de euros en 2018, pero sólo crecieron a un ritmo del 0,9% de forma orgánica. En el último año, los inversores pasivos en renta variable no se limitaron a comprar fondos de Large Cap Blend americanos, típicamente referenciados al S&P 500, sino que también se desviaron al territorio reservado anteriormente a los gestores activos, como los small caps globales, los inmobiliarios, globales, y los indexados a China. Por el contrario, los fondos de renta variable gestionados de forma activa sufrieron de forma generalizada, con salidas que afectaron a los fondos de pequeña y mediana capitalización, a los fondos de dividendo y a los fondos de gran capitalización, muy demandados por otra parte en el lado pasivo. Esto indica que los inversores no sólo reaccionaron ante el golpeo del mercado, sino que han estado cambiándose conscientemente a los fondos indexados.
Los flujos hacia los fondos mixtos se ralentizaron sustancialmente el año pasado debido a las fuertes amortizaciones del último trimestre de 2018. Los principales detractores fueron las salidas de fondos mixtos conservadores y moderados en euros. Estas fueron impulsadas por reembolsos en grandes fondos como el Ethna-Aktiv, el Invesco Pan European High Income, Carmignac Patrimoine y M&G Optimal Income (el domiciliado en Gran Bretaña).
Los fondos alternativos que imitan las estrategias de los fondos de cobertura sufrieron enormes salidas (de 22.300 millones de euros) en el cuarto trimestre, lo que provocó flujos negativos en el cómputo del año. Los impulsores de este movimiento fueron los fondos alternativos multiestrategia y los fondos market neutral de renta variable.
A 31 de diciembre de 2018, el patrimonio en fondos a largo plazo gestionados de forma pasiva ascendía a 1,33 billones. Debido al impacto negativo en los mercados de renta variable y de renta fija, esto supuso un ligero aumento (de 1.290 millones de euros) con respecto al nivel del año anterior. Sin embargo, los fondos índice aumentaron su cuota de mercado hasta el 16,7%, frente al 15,6% de diciembre de 2017 (si incluimos los fondos del mercado monetario, la cuota de mercado de los fondos pasivos aumentó del 13,7% al 14,6%). Por el contrario, los activos de los fondos a largo plazo gestionados activamente se redujeron de 7,0 billones de euros del año anterior a 6,66 billones de euros a finales de 2018. La inexorable subida de los fondos indexados en Europa desde 2008 queda claramente ilustrada por sus tasas de crecimiento orgánico (vea gráfico), una medida que se centra en los flujos para medir el crecimiento de los activos, excluyendo así los efectos del mercado.
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