La comunidad financiera está cada vez más sensibilizada con el tema de los costes de los fondos. Una de las grandes tendencias de las que se están beneficiando los inversores a nivel mundial es la reducción de los costes totales de los fondos, una tendencia impulsada por el empuje de los fondos pasivos, bien sea en su versión de fondos índices o en su versión de ETFs. Pero si miramos los datos publicados por la Comisión Nacional del Mercado de valores (por lo menos hasta finales de 2016, aunque todo apunta que no habrá grandes cambios para los datos de finales de 2017), vemos que los partícipes españoles apenas se han beneficiado de esta tendencia. Es cierto que el nivel de finales de 2016 es inferior al de los 3 años anteriores, pero es más alto en comparación con los datos de más largo plazo.
Además, hay que señalar que las caídas de comisiones de gestión se han producido sobre todo en categorías como los garantizados (tanto de renta fija como de renta variable), los mal llamados fondos de gestión pasiva (que son en gran medida fondos de rentabilidad objetivo) y los fondos de renta fija. En las demás categorías, las reducciones han sido testimoniales. Por ejemplo, en el caso de los fondos de renta variable Euro (en la que la CNMV engloba a los fondos de acciones españolas), la comisión de gestión media pasó del 1,76% en 2015 al 1,75% en el 2016.
Pero al margen de esta observación, hay otra que siempre me ha llamado la atención: la diferencia que hay, a nivel de costes, entre gestionar un fondo de renta variable y uno de renta fija. Desde mi punto de vista (puedo estar equivocado), el nivel de análisis no debe ser fundamentalmente más costoso en el caso de un fondo de acciones (barras naranjas en el gráfico adjunto) que en un fondo de bonos (barras verdes).
¿Entonces por qué esa diferencia que suele superar fácilmente el punto porcentual? Quizá culturalmente, los inversores están acostumbrados a pagar más por la gestión de un fondo de renta variable que por la de un fondo de renta fija porque asumen que es más difícil gestionarlo. Esa diferencia de costes no sólo se da en España. En Estados Unidos también vemos una diferencia entre el coste de los fondos activos de renta variable y el de los fondos activos de renta fija, como muestra el gráfico siguiente.
Pero lo que muestra también el gráfico del mercado americano es que la diferencia de coste es mínima entre un fondo pasivo de renta variable y un fondo pasivo de renta fija. Esta circunstancia es la que desde luego empujará el coste de los fondos activos de renta variable hacia abajo… siempre que haya una justa competencia entre gestión activa y gestión pasiva como ocurre al otro lado del Atlántico, pero no en nuestro país.