Las recientes declaraciones de Larry Fink, CEO de BlackRock, están dando mucho de qué hablar. La idea que ha querido transmitir el presidente de la mayor gestora del mundo, a través de una carta dirigida a los principales directivos de las mayores empresas del mundo (de la que la gestora es accionista a través de sus participaciones en fondos) es que deben ser más responsables con la sociedad. Textualmente indica que "las empresas deben beneficiar a todas las partes interesadas, lo que incluye a los accionistas, a los empleados, a los clientes y a las comunidades en las que opera". También critica el incremento de la desigualdad desde la crisis financiera. En definitiva, su discurso podría resumirse en que es bueno ganar dinero, pero también es importante compartir de aguna manera esos beneficios con la sociedad.
No puedo estar más de acuerdo con el máximo mandatario de BlackRock. Creo firmemente que la responsabilidad social es un aspecto que tendrá cada vez más importancia en la gestión diaria de las compañías e, incluso, en su valoración bursátil. Por lo menos así lo entendemos en Morningstar y, por eso, precisamente hemos lanzado no hace mucho tiempo un rating de sostenibilidad para los fondos, para comprobar en qué medida las compañías en las que invierten cumplen en materia no sólo de responsabilidad social sino también de gobierno corporativo y de respeto al medioambiente. Personalmente creo que estos aspectos, en conjunto o por separado, pueden llegar a ser un factor de ventaja competitiva, al igual que las ventajas de coste, de red, los costes de cambio, los intangibles o las economías de escala (lo que llamamos los “economic moat”).
Por lo tanto, valoro positivamente que el presidente de la mayor gestora del mundo se preocupe por estos temas. Pero por decirlo de forma coloquial una cosa es predicar y otra dar trigo. Las gestoras (y especialmente las mayores de entre ellas) también tienen una labor social que cumplir, al igual que las demás corporaciones.
¿Y cómo pueden hacerlo? ¿Cómo pueden devolver parte de sus enormes ganancias a la sociedad (y esas ganancias son enormes, teniendo en cuenta que una gestora como Blackrock gestiona unos 6 billones de dólares, con un margen operativo que supera el 40%)? En mi humilde opinión, sí que pueden hacerlo rebajando los costes cargados a los partícipes según el volumen de activos aumenta, de esa manera compartiendo con ellos las economías de escala generadas. Y hay margen. Por ejemplo, de los más de 110 fondos de la gestora analizados por nuestro equipo de analistas a nivel global, más de la mitad recibe un rating de costes (Price Pillar) de neutral o negativo. Esto significa que las comisiones que cobran a los partícipes están en línea con la media de competidores (neutral) o por encima (negativo).
No quiero centrarme exclusivamente en BlackRock. La situación de esta gestora no es muy distinta a la del universo de fondos que hemos analizado hasta ahora (vea gráfico adjunto) y, probablemente, esté en mejor situación que la mayoría de entidades españolas, pero creo que es importante recordar que las gestoras de fondos también (como cualquier otra empresa) pueden y deben cumplir, a su manera, una labor social devolviendo parte de sus ganancias a sus partícipes, tal como reclama Larry Fink.