La deuda emergente ha recuperado recientemente el interés por parte de los inversores, reflejando tanto la búsqueda de rentabilidad como la mejora de la gobernanza y de los datos económicos de varios países de esta clase de activos.
Tras algunos años difíciles, varios países han emprendido reformas estructurales o han acelerado la transición de su modelo económico, lo que les ha permitido controlar mejor la inflación y generar un superávit por cuenta corriente.
A pesar de estos avances, el riesgo país sigue siendo un factor que los inversores no pueden ignorar por completo (véase el caso de Argentina hace unos años o Venezuela recientemente).
Las razones para invertir en los mercados emergentes están cambiando. El éxito económico de la mayoría de las economías emergentes se basó en un modelo orientado hacia la exportación. En el contexto de la crisis post-financiera de 2008, frente a la desaceleración de la demanda de los países desarrollados, algunos países emergentes decidieron recurrir a fuentes de crecimiento interno (servicios, consumo), a menudo para acompañar el enriquecimiento de sus poblaciones.
Esta transición hacia un nuevo modelo económico es difícil y puede llevar muchos años. Esto explica las tasas de crecimiento previstas comparativamente más bajas para muchas economías emergentes. Además, las medidas adoptadas para estimular la demanda interna podrían dar lugar a un aumento del gasto público, que podría influir en las valoraciones de los bonos.
Además de la moneda en la que está denominada la emisión de deuda pública, los inversores deben vigilar de cerca los movimientos del tipo de cambio, con especial atención a los cambios en el dólar, reflejo de la política monetaria de la Reserva Federal. Los bonos de los mercados emergentes podrían verse afectados negativamente por una mayor normalización (es decir, un aumento de los tipos de interés) de la política monetaria estadounidense. En general, aunque muy lento, el proceso de normalización de la Reserva Federal apoya generalmente al dólar estadounidense.
La oferta europea
Para los inversores del Viejo Continente, existen 8 fondos pasivos cotizados en bolsa que ofrecen exposición a los bonos de mercados emergentes.
El único fondo de la categoría cubierto por los analistas de Morningstar es el iShares J.P. Morgan $ EM Bond UCITS ETF USD (Dist.). Utiliza la técnica de replicación física optimizada para replicar la rentabilidad del índice J. P. Morgan EMBI Global Core, una referencia en dólares que distribuye dividendos mensualmente. Dado el gran número de componentes del índice, iShares utiliza el muestreo estratificado para construir el fondo. El índice está dividido en secciones, cada una de las cuales representa factores de riesgo clave como el vencimiento, la moneda, el país, el rating y el sector. A continuación, los gestores seleccionan los bonos incluidos en el índice que imitan el perfil de riesgo de cada sección. El resultado es una cartera que representa el perfil de riesgo global del índice y evita la compra de bonos ilíquidos. Este ETF tiene tendencia a mantener entre 300 y 400 bonos de todos los emisores incluidos en el índice de referencia. Actualmente, el país más representado es México (6,2%), seguido de Indonesia (4,9%), Rusia (4,4%) y Turquía (4,3%). A mediados de noviembre de 2017, el 1,36% de la cartera del fondo estaba expuesta a bonos venezolanos.
iShares puede prestar valores (hasta el 100% de la cartera). Las operaciones de préstamo están cubiertas por una garantía, representada por una cesta conforme a las normas UCITS, cuyo valor (calculado diariamente) es superior al valor de los títulos prestados. Los ingresos procedentes del préstamo de valores se dividen entre ETF y BlackRock (la matriz) en un 62,5%/37,5%.
Los costes anuales son del 0,45%, uno de los más baratos de la categoría. Sin embargo, en comparación con otros fondos indexados de esta clase de activos, las comisiones parecen ser algo elevadas, y los nuevos productos pasivos que ofrecen exposición a bonos gubernamentales emergentes muestran unos gastos corrientes de entre 25 y 30 puntos básicos.
Dicho esto, los analistas de Morningstar consideran que se trata de un producto convincente y lo califican como Silver.