Cuando uno analiza un fondo de inversión, se suele fijar en dos estadísticas, el alfa y la beta. Estas dos estadísticas son, en realidad, dos de los factores que explican la rentabilidad obtenida por un determinado gestor. El alfa, representa el exceso de rentabilidad ajustada al riesgo generado por el gestor mientras que la beta mide la variabilidad de la rentabilidad del fondo comparada con la variabilidad de la rentabilidad del índice de referencia.
Dicho de otra manera, la beta mide la exposición al mercado tomada por el gestor y el alfa mide lo bueno (o lo malo) que ha sido ese gestor en la selección de los valores que ha incluido en su cartera. Un gestor, por ejemplo, que hubiera aumentado sustancialmente su exposición a mercado en los periodos alcistas habría conseguido generar una beta por encima de la de sus competidores y, posiblemente, una rentabilidad superior a la del mercado casi independientemente de si la elección de los valores individuales ha sido acertada o no.
Por el contrario un gestor que hubiera mantenido una exposición a mercado neutral respecto a los demás fondos de su categoría podría haber conseguido unos resultados superiores a la media gracias a su habilidad en la selección de los títulos que ha incluido en su cartera (lo que los anglosajones llaman “stock picking”).
Lo interesante cuando uno quiere elegir un fondo es separar estas dos fuentes de rentabilidad. Veámoslo con un ejemplo práctico de dos fondos de renta variable USA de gran capitalización. En la siguiente ilustración hemos representado la evolución del alfa (eje horizontal) y de la beta (eje vertical). Si tuviera que decidir entre estos dos fondos sin tener en cuenta la rentabilidad obtenida, ¿cuál elegiría?
Fuente: Morningstar Direct
Está claro que el fondo verde ha obtenido gran parte de su rentabilidad por vía de la beta (en el gráfico el punto más pequeño representa el dato más antiguo) ya que ha ido aumentando su exposición a mercado. El fondo naranja tiene una historia bastante distinta. Su rentabilidad viene más por el lado del alfa que de la beta (su beta ahora mismo - cículo más grande - está por debajo de 1). A lo largo de estos últimos años el fondo ha reducido ligeramente su exposición a mercado, pero al mismo tiempo ha conseguido aumentar su alfa.
En conclusión, separar el alfa de la beta nos da una información crucial en cuanto a la fuente de rentabilidad conseguida por el gestor.
Nota: La información utilizada en este artículo ha sido extraída de nuestra plataforma para inversores profesionales Morningstar Direct. Si es inversor profesional y quiere saber más sobre Morningstar Direct haga clic aquí