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El timing emocional

El inversor debe intentar que sus emociones no afecten a sus inversiones

Fernando Luque 20/10/2017
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Desde esta página hemos insistido muchas veces sobre la dificultad y el peligro de intentar realizar cambios drásticos de cartera en función de los movimientos del mercado (lo que los anglosajones llaman “market timing”). Pero hay otro concepto, pocas veces mencionado (por lo menos, no he encontrado demasiadas referencias en Google), que también lleva a los inversores a cometer errores con sus inversiones (es mi pequeña contribución al reconocimiento del reciente Premio Nobel de Economía 2017, Richard Thaler, por su estudio sobre la economía del comportamiento humano) y que yo llamo el “timing emocional”.

Consiste en que el inversor cambia de perfil de riesgo en función, no tanto de las fluctuaciones de los mercados (eso sería el market timing), sino de sus propias emociones, que no tienen que ver con la rentabilidad de su inversión. Hay muchas circunstancias de la vida en la que uno puede verse tentado de cambiar su perfil de riesgo: una etapa depresiva o eufórica, el nacimiento de un hijo, un cambio de trabajo, etc. Evidentemente algunas de estas circunstancias personales y emocionales pueden suponer un cambio lógico y racional en el perfil de riesgo ya que afectan directamente a la economía personal o familiar: el nacimiento de un hijo o la pérdida de un familiar, por ejemplo, pueden suponer mayores gastos o menores ingresos.

Pero hay otras circunstancias de la vida, más relacionadas con el humor del momento, en el que uno decide asumir más o menos riesgo con sus inversiones. Nos sentimos más alegres y dispuestos, por ejemplo, a invertir de forma más agresiva aumentando el peso de nuestra cartera en acciones. O, al contrario, pasamos por un momento de depresión y decidimos olvidarnos por completo de los mercados y trasladar el patrimonio en activos de corto plazo o simplemente en la cuenta corriente.

Esos son los errores de comportamiento que deben evitar los inversores. El nivel de riesgo que uno puede asumir y el horizonte temporal establecido para el objetivo financiero que perseguimos no pueden ni deben sufrir cambios constantes. Se suele decir que la constancia y la disciplina son claves para obtener buenos resultados con las inversiones. Esto también se aplica a los cambios emocionales que pueden afectar a nuestras inversiones.   

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Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

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