Si uno analiza las principales categorías de fondos a los que tienen acceso los inversores llama la atención las fuertes pérdidas que están cosechando los fondos de bonos en dólares desde principio de año (algo más de un 7%). La explicación, en este caso, no hay que buscarla en una repentina subida de tipos de interés en Estados Unidos (es cierto que los tipos de interés a largo plazo han subido en este año 2017 en Estados Unidos – el bono del Tesoro americano ha pasado del 1,7% al 2,1% en los últimos 12 meses). La pérdida registrada por este tipo de fondos se debe, en gran medida, a la depreciación del billete verde frente a la divisa europea.
Fuente: Morningstar Direct
El caso de los fondos de renta fija en dólares nos recuerda que el inversor también debe vigilar o, por lo menos, ser consciente del riesgo que representa la evolución de las divisas en las que invierte el fondo a la hora de seleccionar un producto. Uno siempre tiene la opción de elegir fondos que invierten exclusivamente en la divisa local (el euro para los inversores de la Zona euro), pero supone descartar una fuente potencial de diversificación para el portafolio.
En España es corriente encontrar clases de fondos que cubren específicamente ese riesgo y que, por lo tanto, no se ven afectados por las fluctuaciones de las divisas. Pero el inversor también ganará menos en caso de que la cotización de la divisa se mueva a su favor.
Saber si uno debe o no cubrir el riesgo divisa no es fácil. Es cierto que la divisa añade algo de volatilidad a la cartera, pero, como lo hemos comentado, también permite añadir un nivel más de diversificación y la posibilidad de obtener una rentabilidad adicional por esa vía.
Nosotros en Morningstar consideramos que si uno invierte a largo plazo puede perfectamente despreocuparse del efecto divisa. Habrá años en los que los movimientos de las monedas jueguen a favor del partícipe y otros en los que impacten negativamente las rentabilidades.
Además, hacer una gestión eficaz del efecto divisa es tremendamente complicado para los gestores como demuestran las pobres rentabilidades que consiguen (por lo menos aquí en Europa) los fondos especializados en divisas.