Warren Buffett nunca ha sido muy partidario de invertir en oro. Para él, el metal precioso no genera ganancias, ni produce dividendos como las acciones. Sin embargo, en una reciente entrevista, el famoso gestor de hedge funds Ray Dalio recomendaba para cualquier inversor mantener en cartera un 5-10% en oro por motivos de diversificación. ¿Quién tiene razón? ¿Merece la pena tener un pequeño porcentaje de la cartera en oro?
Si uno compara la evolución del metal precioso (tomando como referencia el ETF SPDR Gold Shares) frente a un índice de renta variable global como el MSCI World en estos últimos 5 años, parece ser que el gurú de Omaha tiene razón. El inversor que hubiera invertido en el ETF de oro hubiera sufrido una pérdida importante, de casi el 30% en dólares estadounidenses, frente a una ganancia de casi el 70% (también en dólares) para el índice de renta variable mundial.
Pero, claro, estamos cogiendo un periodo dónde la renta variable ha tenido un comportamiento espectacular y el oro, por su parte, ha registrado dos años de fuertes caídas (el año 2013, con una pérdida en dólares del 28% y, el año 2015, con una pérdida del 11% en dólares).
A más largo plazo, y sobre todo si incluimos el año 2008 (ese año el oro subió un 5% en dólares, mientras las bolsas internacionales se dejaban un importante 40%), la imagen es completamente distinta: a ese plazo el oro ha sido ligeramente más rentable que la bolsa
Además, si construyéramos una cartera ficticia con un 10% en oro y un 90% en renta variable mundial, la volatilidad de esta a largo plazo sería algo inferior a la de una cartera 100% renta variable. A raíz de estos datos, parece que el consejo de Dalio no está del todo desatinado, siempre y cuando uno tenga un horizonte de inversión de largo plazo.