No sé si ha oído hablar alguna vez de lo que los sicólogos llaman la aversión miope al riesgo. Es uno de los múltiplos errores de comportamiento que pueden sufrir los inversores, pero es uno a los que quizás se le preste menos atención o, por lo menos, es menos conocido que otros sesgos comportamentales. Tiene que ver con el riesgo asumido por los inversores en relación con la frecuencia con la que reciben información. Todos somos más o menos conscientes de lo que supone la aversión al riesgo y de que esa aversión al riesgo puede, en algunas ocasiones hacernos tomar decisiones que no son óptimas a medio-largo plazo. Pues bien, la aversión miope al riesgo relaciona el riesgo que asumimos con, por ejemplo, la frecuencia con la que miramos la rentabilidad de nuestra cartera.
Hay estudios que han demostrado, por ejemplo, que cuantas más veces miramos los resultados de nuestra cartera más aversos al riesgo nos convertimos y, por lo tanto, menos riesgo estamos dispuestos a asumir. Y claro esa decisión de qué riesgo tomar con las inversiones es la que determina, al final, la rentabilidad que conseguiremos.
Lo curioso e interesante es que este efecto “miopía” coexiste con otro sesgo comportamental llamado el efecto avestruz que consiste en que uno intenta evitar las informaciones negativas. Como consecuencia uno tiene tendencia a comprobar el valor de su cartera menos veces durante periodos bajistas que durante periodos alcistas.
Lo cierto es que controlar a diario el valor de su cartera no ayuda al inversor a conseguir sus objetivos financieros, ni tampoco evitar controlar esa cartera en los momentos más difíciles.
Parece algo curioso que alguien como yo que trabaja en Morningstar, una compañía que se esfuerza en que los inversores tengan la información más actualizada posible de sus fondos, acciones, planes de pensiones o ETFs (y que además tiene una herramienta de cartera que permite a los inversores hacer un seguimiento diario de sus carteras) advierta del riesgo de mirar con excesiva frecuencia la rentabilidad de sus inversiones.
Primero el hablar sobre este tipo de riesgo permite al inversor ser consciente de ello. Segundo, tampoco se trata de invertir y olvidarse por completo de la cartera que hemos construido. Creo que es importante hacer un seguimiento periódico de las inversiones, pero teniendo claro cuál es el objetivo que uno persigue y comprobando si nos estamos desviando en exceso del plan establecido.