Los fondos alternativos líquidos son una herramienta potencialmente útil para la construcción de carteras bien diversificadas. Están diseñados para proporcionar una baja exposición y una baja correlación con las clases tradicionales de activos, principalmente acciones y bonos, lo que podría ayudar a suavizar las rentabilidades y reducir las pérdidas máximas de la cartera en su conjunto. Aunque esto es un objetivo loable, en la práctica es difícil lograrlo y los fondos alternativos han tenido diferentes grados de éxito cuando se trata de diferenciar sus rentabilidades de las de los activos tradicionales.
Por otra parte, no es fácil para los inversores valorar rápidamente las características de una determinada estrategia y compararla con sus competidores. Para remediarlo Morningstar ha lanzado un nuevo marco de análisis, el Morningstar Style Box para fondos alternativos. Al proporcionar una representación visual, fácil de entender, de las características de diversificación y volatilidad de un determinado fondo frente a sus competidores, este style box alternativo permite, de un solo vistazo, comparaciones entre productos que aplican estrategias similares o, incluso, con otras estrategias alternativas.
Cómo funciona
El style box alternativo tiene varias diferencias clave en comparación con los style box de Morningstar para renta variable y renta fija. A diferencia de estos últimos, el style box alternativo no se basa en los títulos de las carteras. En su lugar, las estrategias alternativas aparecen en el cuadro de estilo en base a sus características históricas de rentabilidad pasada, a saber, la correlación y la volatilidad en relación a un índice de renta variable global ponderado por capitalización de mercado.
¿Cómo interpretar este nuevo style box?
Interpretar el cuadro de estilo alternativas es relativamente sencillo. El eje vertical mide la correlación de un fondo con el índice Morningstar Global Markets durante los últimos tres años tomando en cuenta datos mensuales. El eje horizontal representa lo que llamamos la “volatilidad relativa” del fondo en comparación con ese mismo índice de referencia y durante el mismo período. Para calcular la volatilidad relativa, se divide la desviación estándar mensual del fondo durante el período de tres años por la desviación estándar semanal del índice durante el mismo período de tiempo.
¿Por qué utilizar un índice de renta variable global?
En una cartera tradicional long-only de acciones y bonos, el principal riesgo, medido tanto por la volatilidad como por la pérdida máxima potencial, proviene de la parte de renta variable de la cartera. El fuerte impacto de las rentabilidades de los mercados bursátiles sobre una cartera tradicional ha sido evidente durante la crisis financiera. Dado que las acciones representan el riesgo predominante en las carteras tradicionales, tiene sentido considerar cómo una determinada estrategia alternativa diversifica ese riesgo de renta variable.
Hemos elegido un índice global de acciones, en lugar de uno doméstico, simplemente para reflejar la creciente globalización de las carteras de los fondos alternativos.
La utilización de la correlación frente a un índice de renta variable global permite mostrar la fortaleza de la relación entre las rentabilidades del fondo y las del índice de referencia, un aspecto clave a la hora de valorar la diversificación de una cartera.
Por último, ¿por qué haber utilizado la volatilidad relativa y no simplemente el dato de volatilidad bruta? Porque el dato de volatilidad absoluta puede variar mucho en función del periodo elegido. Por ejemplo, la volatilidad del índice Morningstar Global Markets fue del 32% en el año 2008, calculado con datos semanales, pero de sólo el 10% en el año 2013.
El caso del universo español
Dividimos el eje vertical en 3 partes. El límite superior de correlación igual a 1 indica que el fondo está perfectamente correlacionado con el mercado global de acciones. El primer punto de corte que utilizamos es el 0,5. Los inversores no deberían tomar ese punto como que los fondos que se sitúan por encima de él tienen una correlación “alta” y, por lo tanto, no sirven como un potencial diversificador para sus carteras. De hecho, vemos que la mayoría de fondos españoles de gestión alternativa se colocan en esa parte del style box. Si uno busca un fondo que tenga poca correlación con los mercados de renta variable, debería buscar en el siguiente segmento del cuadro de estilo (el que se sitúa entre una correlación de 0,5 y una correlación de 0) ya que sus rentabilidades han mostrado en los últimos tres años un comportamiento relativamente independiente de los movimientos de las bolsas.
En nuestro universo español el fondo que muestra el nivel de correlación más alto con nuestro índice Morningstar Global Markets es el Bankinter Kilimanjaro (de la categoría Multiestrategia) y el que tiene el nivel de correlación más bajo es el Unifond Retorno Prudente (perteneciente a la categoría de Fondo de Fondos Multiestrategias).
En cuanto al eje horizontal, que representa la volatilidad relativa del fondo frente a los mercados de renta variable global, también está dividido en 3 partes, utilizando los límites de volatilidad relativa del 33% y del 66%. Fondos con una volatilidad relativa inferior al 33% muestran una volatilidad más parecida a la renta fija (la mayoría de fondos españoles se sitúan en ese espacio). Un índice como el Barclays Aggregate Bond, por ejemplo, ha tenido una volatilidad relativa comprendida entre el 15% y el 20% en los últimos 15 años. El Maral Macro es el fondo español con la menor volatilidad relativa. Por último, fondos con una volatilidad relativa superior al 66% tienden a mostrar un comportamiento más propio de un fondo de renta variable. Este tipo de fondos no serían buenos candidatos para sustituir a fondos tradicionales de renta fija dentro de una cartera. En el universo español el fondo que más a la derecha se sitúa dentro del style box alternativo es el Bankia Evolución Decidido.