Desde el pasado 1 de noviembre los inversores tienen acceso a los Morningstar Analyst ratings (que van de “GOLD” a “NEGATIVE”) para los ETFs o fondos cotizados. Hasta el momento hemos calificado a unos 250 productos a nivel mundial, incluyendo 108 en Europa.
Mediante la implementación de esta evaluación cualitativa de los ETF, Morningstar amplía las herramientas al alcance de los inversores y les permite comparar directamente los vehículos de inversión disponibles en materia de gestión pasiva y activa.
La lógica de los Analyst ratings de Morningstar es ayudar a los inversores a identificar los fondos capaces de superar a sus competidores sobre una base ajustada al riesgo y en el largo plazo (por lo general un ciclo completo de mercado).
De esta forma no sólo se comparan los ETFs con los demás ETFs y fondos índice de su categoría Morningstar, sino también índice con los fondos de gestión activa de esa misma categoría. Este enfoque se justifica en la medida en que los inversores reemplazan cada vez más fondos de gestión activa con fondos pasivos.
Aunque la nota cualitativa del ETF se basa en la misma metodología utilizada para calificar a los gestores de fondos activos, algunos de los cinco pilares examinado (Proceso, Performance Firma Gestora, Personal y Precio) no tienen el mismo peso o la misma importancia en la evaluación de un ETF o fondo pasivo que la que tienen en la evaluación de un fondo de gestión activa.
Los inversores que deseen mejorar su selección de ETFs deben centrarse en algunos criterios en particular.
Cuanto más grande el índice, mejor
Siendo el índice subyacente el principal motor de rentabilidad de un fondo pasivo, este es el factor que más pesa en la nota que atribuimos a un ETF. Damos más importancia al índice que a la calidad de la replicación o que al precio.
Así, los analistas de Morningstar tienden a calificar positivamente a los ETFs que replican índices bien construidos, amplios y diversificados. Los ETFs basados en índices demasiado concentrados o estrechos que parecen tener, a nuestro juicio, menos interés para los inversores a largo plazo.
Tomemos, por ejemplo, las acciones de gran capitalización de la Zona Euro.
En la tabla anterior, Morningstar ha asignado una calificación de "Neutral" a los ETF que replican al Euro Stoxx 50 y una nota positiva a los que siguen el MSCI EMU. La razón es simple: con sólo 50 valores subyacentes, que representan tan sólo el 60% de la capitalización de mercado de las acciones de la Zona Euro, el Euro Stoxx 50 es un índice estrecho y sobreexpuesto a "mega-caps".
Por el contrario, el índice MSCI EMU, que tiene unos 240 componentes que representan el 85% del valor de mercado de las acciones en la Zona Euro, es un índice más diversificado. También es más representativo del estilo de gestión adoptado por los gestores de fondos activos en la categoría de Renta Variable Zona Euro. Por lo tanto, los ETFs que siguen al MSCI EMU son más propensos a superar al mercado a largo plazo sobre una base ajustada al riesgo que los ETFs que siguen al Euro Stoxx 50.
Los costes también son importantes
Un buen índice y un proceso bien ejecutado no son suficientes para asignar un buen rating a un ETF. Los costes también deben ser competitivos.
Un ETF que busca replicar un buen índice, pero que es caro no recibe una puntuación alta. Tomemos el ejemplo del iShares S&P 500 ETF (Dis), que muestra unos gastos corrientes del 0,40%. Este fondo está calificado como "Bronze", porque los analistas de Morningstar tienen una opinión favorable sobre el índice S&P 500 -- un índice difícil de superar para un gestor activo -- pero también creen que los costes son demasiado altos en comparación con la competencia para conseguir un rating más alto. En la misma gama, el ETF iShares Core S&P 500, que tiene unos gastos corrientes del 0,07% tiene una calificación de "Gold".
Los tres otros pilares
En nuestro análisis tenemos en cuenta otros tres pilares: la rentabilidad, el equipo gestor y la entidad gestora.
La rentabilidad ajustada al riesgo del ETF se compara con la de otros fondos activos y pasivos pertenecientes a la misma categoría. También evaluamos la calidad de la replicación a través de medidas tales como la "diferencia de seguimiento" y el "tracking error".
En cuanto a los equipos, la naturaleza altamente automatizada de la gestión de los ETF hace que la evaluación de este último sea de menor importancia en comparación con la evaluación que hacemos de los gestores activos. Sin embargo, prestamos especial atención a la estabilidad del equipo y a su experiencia.
Por último, cuando los analistas de Morningstar evalúan la sociedad de gestión, el análisis se centra en cómo son tratados los inversores ("stewardship") así como a la atención que otorga la gestora a la alineación de sus intereses con los de los inversores.