Teniendo en cuenta las previsibles futuras subidas de tipos de interés, conviene preguntarse a quién puede interesarle invertir en fondos de renta fija. Existen en realidad tres tipos de inversores a los que les puede convenir un fondo de renta fija.
Primero, tenemos aquellos partícipes, extremadamente conservadores, que no quieren de ninguna manera asumir el riesgo de la renta variable pero que por otra parte quieren obtener una rentabilidad algo por encima de la de las cuentas corrientes o incluso de las cuentas de alta remuneración (no olvide que la rentabilidad de un instrumento financiero siempre debe medirse después de impuestos y, en este aspecto, los fondos de inversión disfrutan de un excelente tratamiento fiscal si se mantienen más de un año). Para ellos, los fondos de renta fija les procura esa tranquilidad siempre y cuando la inversión se realice a varios años vista y se despreocupen de los altibajos diarios que puedan sufrir sus valores liquidativos.
Segundo, los fondos de renta fija pueden ser de gran utilidad para aquellos inversores que pretenden dar estabilidad a sus carteras compuestas de renta variable. Ya hemos indicado en varias ocasiones que para estas personas los fondos de renta fija ofrecen sin lugar a dudas una saludable diversificación a sus inversiones. Por lo tanto, para ellas e independientemente de que los tipos de interés suban, los fondos de renta fija tienen todo su interés.
Por último, también es posible encontrar algunos inversores que lo único que pretenden invirtiendo en renta fija es sacarle algo de rentabilidad especulando con una posible bajada de tipos de interés a largo plazo. Para estas personas, evidentemente, no es el mejor momento para apostar por los fondos de renta fija ya que como hemos dejado entrever más arriba existe una elevada probabilidad de que los tipos a largo sigan subiendo a corto plazo.
Amortiguando el impacto de los tipos
Dicho esto, existe una manera muy cómoda para el pequeño partícipe de amortiguar el impacto negativo de una subida de tipos de interés. Algunos dirán que lo mejor para evitar ese impacto es no estar invertido en fondos de renta fija o por lo menos permanecer en espera en fondos monetarios o de renta fija a muy corto plazo. Tienen razón pero, desgraciadamente, es imposible saber con certeza cuando y cuanto van a subir los tipos de interés.
Por otra parte, si uno está invirtiendo a largo plazo, debería en principio obtener una mayor rentabilidad a través de fondos de renta fija a largo plazo que no de renta fija a corto plazo ya que actualmente los tipos de interés a largo plazo se encuentran por encima de los tipos de interés a corto plazo. Por poner un ejemplo, hoy en día, las obligaciones del Tesoro español a 10 años ofrecen un tipo en torno al 1,6% frente a apenas una rentabilidad prácticamente nula para los bonos a 2 años.
Por lo tanto, si uno quiere permanecer invertido en fondos de renta fija pero al mismo tiempo reducir el impacto negativo de futuras subidas de tipos de interés a largo plazo, una forma de conseguirlo es realizando pequeñas aportaciones periódicas, pero idénticas en su cuantía, a un fondo de esta categoría. De esta forma si los tipos suben (y, por lo tanto, el valor liquidativo experimenta caídas) lo que nos permite esta estrategia es comprar más participaciones a un precio más barato y diversificar el riesgo en función de los movimientos de los tipos. Al final habremos invertido a precios distintos y a tipos distintos y habremos evitado el riesgo de comprar en el peor momento (cuando los tipos están en mínimos).