La elección de Donald Trump podría tener un impacto significativo en varias áreas relacionadas con el sector de la energía.
En lo que concierne a los productores norteamericanos, os riesgos regulatorios relativos al fracking hidráulico o las emisiones de metano deberían reducirse. Hasta el momento, la agencia federal para la protección del medioambiente (EPA) ha estimado que el impacto del fracking es benigno. Una agencia bajo la administración Trump no debería modificar mucho la situación.
Más concretamente, algunos segmentos situados en el inicio de la cadena podrían incluso beneficiarse de un entorno normativo más favorable.
Las empresas de exploración y producción en zonas desfavorecidas debido a los sistemas de tuberías incompletas deberían también beneficiarse de un programa de inversión en infraestructuras, si los organismos responsables de la regulación del sector aprueban los proyectos en curso ( por ejemplo, en relación con los proyectos controvertidos como el Dakota Access Pipeline, que debe mejorar el acceso al campo Bakken).
Creemos, además, que algunos proyectos importantes como el proyecto Keystone XL, que debe conectar los campos de arenas bituminosas de Canadá a los EE.UU, debería continuar, lo que podría despejar el horizonte para los productores basados en Alberta.
Sin embargo, la voluntad de Trump de que Estados Unidos obtenga una mayor parte del pastel podría ser una barrera para el desarrollo de estas infraestructuras.
Las refinerías, como Valero o HollyFrontier, deben gozar de la administración Trump, gracias a los cambios que se esperan para las energías renovables. La nueva administración podría reducir el porcentaje de biocombustibles en la producción de carburantes. Esto reduciría los costes de cumplimiento de sus instalaciones, que habían pesado mucho en sus resultados durante el año pasado.
Desde el lado de la demanda, no hemos realizado cambios en nuestras previsiones. La reacción del mercado, que se ha traducido en una subida de las acciones americanas, así como la reacción de los bonos y del dólar es consistente con un aumento de la demanda.
Un programa presupuestario construido sobre una reducción de impuestos impulsaría la recuperación de la demanda y aumentaría la inversión en infraestructura y gastos de defensa.
Sin embargo, la reacción del mercado es aún modesta en términos de un horizonte de inversión de largo plazo. Por tanto, parece mejor esperar a ver con más claridad antes de adoptar una visión más optimista.