El sector bancario italiano está en el foco de los inversores. Desde el comienzo de año, la industria ha perdido la mitad de su valor en bolsa. En Europa, los bancos han caído casi un 29%, y han ampliado sus pérdidas tras el anuncio de "Brexit".
Creemos que la publicación, el 29 de julio, de los resultados de las pruebas de estrés por parte del Banco Central Europeo obligará a los bancos italianos a aumentar capital. Con las recientes propuestas de reformas, con el fondo Atlas y el reconocimiento de la necesidad de cambio (dimisión del jefe de Unicredit), creemos que existen oportunidades de inversión.
Los créditos dudosos alcanzaron un récord de 340.000 millones de euros y deberían reducirse hasta los 220.000 millones de aquí a 2020.
Según las estimaciones de Morningstar, los bancos italianos tendrán que encontrar unos 70.000 millones de euros para reforzar sus fondos propios, muy por encima de los 40.000 millones comentados por los directivos y alrededor del 50% de su capital Tier 1.
En este entorno, Mediobanca aparece como la mejor oportunidad de inversión, con un descuento del 50% sobre nuestra estimación de valor intrínseco. Su balance es sólido, lo que significa que el banco no tiene que aumentar su capital y está posicionada para tomar ventaja de la reforma del sistema bancario italiano. Su actividad de fusiones y adquisiciones y su filial CheBanca deberían sacar provecho del movimiento de consolidación de la industria, mientras se espera que las condiciones sobre los préstamos y los créditos mejoren, manteniendo su margen neto de interés.
Unicredit también está infravalorado, mientras que Intesa Sanpaolo está en precio. Sin embargo, estos dos bancos tendrán que encontrar entre 14 y 15.000 millones de euros de capital propio, por lo que hemos bajado nuestra estimación del valor razonable.
Consideramos que el sistema bancario italiano es de mala calidad debido a la competencia extrema que reina, una estructura de costes ineficiente y unas redes congestionadas.
Las recientes reformas, que podrían dar lugar a un sistema bancario dotado de 330.000 millones de euros en depósitos, deberían conducir a una disminución de alrededor del 20% del número de sucursales en el país.