El Templeton Global Bond es uno de los fondos más audaces en la categoría Morningstar de bonos globales. Su perfil muy enfocado hacia mercados emergentes ha hecho que se mueva en sincronía con los activos de riesgo (para lo peor en 2011 y en los mercados desafiantes de 2015) y que tenga una de las correlaciones más altas de su categoría con la renta variable. Y sus posicionas cortas en el en el yen y el euro han sido un lastre significativo cuando las monedas se han fortalecido frente al dólar estadounidense. Sin embargo, los temas de inversión del gestor, Michael Hasenstab, y su acertada selección de bonos y divisas han dado lugar a excelentes resultados a largo plazo.
El fondo prácticamente no tiene exposición a la deuda de Estados Unidos, Eurozona y Japón, que domina la mayoría de las carteras de sus competidores. También destaca por sus importantes apuestas, desde hace bastante tiempo, contra el euro y el yen, ya que Hasenstab cree que se debilitarán debido a una mayor flexibilización cuantitativa. En cambio, ha preferido emisiones y divisas de los mercados emergentes (aproximadamente dos tercios de la exposición de la deuda y el 80% de la exposición a divisas a fecha de marzo de 2016) ya que ve mejores perspectivas fiscales para estos países. Esos niveles aumentaron en aproximadamente 10 puntos porcentuales con respecto a un año antes debido al aumento de exposición a México y Brasil durante las caídas de los mercados emergentes en el tercer trimestre del 2015. También sigue haciendo hincapié en las economías bien administradas con exposición directa a China, como Indonesia y Corea del Sur. Aunque el fondo tiene un elevado riesgo en divisas y mercados emergentes, se ha alejado del riesgo de tipos de interés desde hace años ya que Hasenstab teme que las presiones inflacionistas a nivel global puedan conducir a una pérdida permanente de capital.
Los inversores a largo plazo han tenido que soportar muchas sacudidas causadas por las fluctuaciones de las divisas y las ventas masivas en los mercados emergentes, pero la paciencia de Hasenstab ha hecho que esa volatilidad adicional merezca la pena. La rentabilidad del 6% anual (en dólares) a 10 años a finales de abril de 2016 supera a la de sus competidores, así como a la de su índice de referencia. No nos gustan los altos costes del fondo europeo, pero la experiencia del gestor, un equipo de analistas estables y experimentados y el enfoque coherente del fondo hacen que el fondo se merezca mantener su Morningstar Analyst Rating de Silver.